Victoria en Mazatlán: a recuperar el orgullo

No había nada que celebrar. No había optimismo, no había positividad, y ya casi no no había esperanzas. Lo que había era derrotas, eliminaciones y renuncias no aceptadas. Por eso la victoria en Mazatlán resulta tan disruptiva.

Porque a pesar de que se trataba del último lugar de la tabla general, el triunfo no era presupuestado por nadie debido al triste presente del cuadro esmeralda.

Luego de la eliminación ante Seattle, la palabra 'fracaso' se asoció al equipo de manera intrínseca, sobre todo después de que durante todo el semestre tanto el cuerpo técnico como la directiva se cansaran de recordar que el torneo internacional sería la prioridad de esta temporada.

Así que con la derrota consumada, el pesimismo y la sensación de que la campaña estaba perdida se apoderaron del entorno del Club León, y mermaron a una afición ya de por sí golpeada y distanciada de su propio equipo.

Es por eso que el efímero triunfo ante Mazatlán se volvió ilusionante, y aunque fue una victoria presupuestada contra el peor equipo de lo que va del torneo, sirvió para recordarle a la afición que todavía está el consuelo de la Liga MX, donde León marcha en la quinta posición con 18 puntos, a solo uno de distancia de la cuarta plaza y la clasificación directa a la liguilla.

Así, y aún entre la decepción reinante, el triunfo en el Pacífico logró encender una última llama de esperanza en que las cosas pueden mejorar, y que luego del fracaso puede venir la redención.

Y aunque la victoria en Mazatlán no borre las derrotas pasadas, sí nos recordó que somos capaces de ganar, que a pesar de todo aún albergamos un atisbo de fe, que todo es aún posible, y que quizás, si el destino tiene piedad del pueblo verdiblanco, aún podremos recuperar poco a poco nuestro orgullo.