¿Y los refuerzos, apá?

El primero de mayo del 2022, el Club León quedó eliminado del Clausura 2022 luego de empatar a cuatro goles con el Toluca de Ignacio Ambriz. Así llegó a su fin una temporada de fracasos internacionales y en el torneo local, y que le costó el puesto a Ariel Holan.
De eso hace un mes y ocho días, y en todo este tiempo, el Club León no ha anunciado una sola contratación para su primer equipo para el Apertura 2022.
Y rumores no han faltado. Por lo menos se cuentan cuatro centros delanteros que han sido vinculados a los verdes; el caso de Byron Castillo, que se reactivó después de que su fichaje sonará desde hace seis meses; o la posible llegada de Óscar Murillo desde Pachuca, o la de Arturo González desde el Monterrey.
Pero hasta ahora ninguno de estos rumores se ha concretado, y la afición luce cada vez más desesperada por nuevos nombres que les den la sensación de que las cosas cambiarán y que el mal semestre no se repetirá.
¿Pero entonces por qué razón se ha demorado tanto León con sus fichajes? ¿Por qué los verdes tardan tanto cuando equipos como Toluca ya han emprendido una reestructuración completa de sus planteles? ¿Está justificada esta tardanza?
Algunos apuntan que León no tiene el poder adquisitivo como para acudir al mercado y comenzar a fichar figuras de otros equipos a diestra y siniestra. Sin embargo la experiencia nos dice que esto no es así. En los últimos años, León sí ha sacado a varios de los mejores jugadores de sus equipos en México, como lo demuestran los casos de Omar Fernández o Santiago Ormeño, aunque estos finalmente no han rendido lo que se esperaba.
Incluso Fede Martínez, Gary Kagelmacher o hasta Renato Paiva fueron los últimos en admitir que las ofertas económicas que les presentaba León eran lo suficientemente importantes para abandonar a sus respectivos equipos y llegar a la Liga MX, lo que demuestra que los verdes sí tienen el capital como para invertir en futbolistas importantes.
Otra teoría apunta a que León ha apostado por futbolistas de calidad de selección, y al estar en fecha FIFA con estos jugadores concentrados con sus combinados nacionales, se complican las negociaciones y los anuncios oficiales, por lo que solo sería cuestión de esperar algunos días para comenzar a recibir noticias de los nuevos fichajes.
Sin embargo, hay otra explicación para la falta de refuerzos que quizás sea la más coherente de todas, y es que la Fiera no ha concretado ningún fichaje por el solo hecho de que hasta hace un par de semanas, no tenía director técnico.
Quizás la directiva esmeralda aprendió la lección luego de lo que pasó en su anterior cambio de entrenador, previo al Apertura 2021. En esa ocasión, mientras Puebla aún jugaba la liguilla, comenzaron los rumores de la llegada de Ormeño y Omar Fernández al cuadro esmeralda, mucho antes de que se oficializara la llegada de Ariel Holan como nuevo entrenador del equipo. Al final los rumores resultaron ciertos, y Holan tuvo que soportar dos fichajes que él no había pedido, y que no terminaron por resultar como se esperaba, a pesar de la gran inversión realizada en ellos.
Quizás ahora la directiva decidió esperar a su técnico para consultar con él todas las posibilidades, y reducir el margen de error en los nuevos jugadores que vestirán el verde y blanco a partir de la próxima campaña, y evitar así nuevos fiascos en sus refuerzos millonarios.
Así que en este caso particular, la calma quizás sea una buena señal. Porque además, a pesar de que equipos como Toluca ya han reformado buena parte de su plantel, otros como Tigres o Monterrey no han anunciado tampoco a ningún refuerzo oficial, y otros como Pachuca, apenas han confirmado a su primer fichaje.
Es cierto que el tiempo apremia y que mientras más tarden en oficializarse los nuevos refuerzos, más tardarán también en incorporarse a la pretemporada, pero quizás la serenidad sea la mejor apuesta en este momento para elegir a los mejores futbolistas que le puedan dar un impulso al plantel; y evitar así traer a nuevos Fede Martínez, Gary Kagelmacher, Omar Fernández o Santiago Ormeño que pasen seis meses o hasta un año con la playera esmeralda sin haber terminado nunca de rendir.