Volver a ganar en casa es volver a creer

La Fiera había caído en un limbo. Sumaba cuatro partidos sin ganar, y entre expulsados y lesionados, apenas había logrado rescatar tres empates. El discurso de Renato Paiva, que llegó furioso a la Liga MX para ganarle a San Luis y remontar un 3-0 ante Pumas, comenzó a flaquear ante la falta de victorias, y la afición y la prensa ya comenzaban a murmurar...

Pero justo cuando más lo necesitaban, apareció el triunfo ante el Club América, con un hombre menos y al minuto 105. Una gesta memorable que sirve para impulsar al León de cara a la parte alta de la tabla general, y una victoria que reconcilia al equipo con su afición luego de cinco meses de no celebrar un triunfo juntos en el Nou Camp.

Y es que no podía ser de otra manera. Ante el rival más odiado y en el estadio León, afloró el pundonor y la entrega, el coraje y la sangre. Tipos que tienden a la frialdad, como Joel Campbell o Ángel Mena, se dejaron envolver por las llamas de la pasión y dejaron todo en la cancha, siempre en busca de un triunfo que fue elusivo, pero posible.

Héroes inesperados como Osvaldo Rodríguez o Víctor Dávila supieron aparecer no cuando ellos querían, sino cuando su equipo más los necesitaba. Y el líder de mil batallas, el mariscal de campo del batallón verdiblanco, cumplió 400 juegos de la mejor manera posible: con el gafete de capitán en el hombro y con el rival derrotado sobre la cancha.

La noche de este domingo fue una noche de reconciliación. En el campo del 'Glorioso', el Club León de Renato Paiva selló un pacto tácito de fidelidad y amor con su gente. Luego de cinco meses, León volvió a ganar en casa, y más que eso, enamoró a su afición con valentía y honor ante la adversidad.

Ahora aficionados y equipo marcharán de la mano de cara a los retos venideros. Seis partidos después, por fin se formó la comunión que tanto estábamos esperando. Y que se prepare la Liga MX, porque si este León mantiene su furia y su gente mantiene la fe, entonces no habrá nada ni nadie capaz de detenernos.