Un empate que rompió las expectativas

25 Sep, 2019
club leon atlas
Publímetro

La gran mayoría del medio futbolístico nacional esperaba que anoche en el Nou Camp se viviera una masacre entre la imponente guardia pretoriana que ha armado Ignacio Ambriz con su León, y la pequeña banda insurrecta que compone el Atlas de Leandro Cufré.

Las redes sociales estaban llenas de burlas, las conversaciones en los alrededores del estadio se centraban en el número de goles en contra que recibirían los Zorros, y las previas en la prensa no se cansaban de señalar las carencias del equipo rojinegro.

Pero al final el juego no fue lo que todos esperaban. En su ambigüedad eterna, el Atlas mostró en el Bajío su mejor versión, la misma con la que derrotó al América por 3 – 0 en la jornada 8, y no el pésimo rostro que expuso en las recientes caídas ante Chivas y Toluca consecutivamente.

El cuadro tapatío apeló a su identidad, a la mejor de sus personalidades, la más aguerrida, la más rocosa, la más complicada, todo para sorprender a una Fiera que se sabía superior, y que se vio superada por la intensidad de su rival.

Así se fue Atlas arriba en el marcador, pero no podría aguantar todo el partido. Al inicio de la segunda parte, Yairo Moreno insistió un par de veces por su banda izquierda, hasta que encontró una rendija y soltó un disparo raso y potente que se incrustó en la portería rojinegra. Empate y todo el segundo tiempo para buscar la ventaja. Pero algo no funcionó.

Porque ni Leonardo Ramos ni Ismael Sosa fueron certeros, y porque un gigante colombiano llamado Camilo Vargas se erigió frente al arco tapatío, y decidió que nada más volvería a penetrar su guarida. Fue él quien detuvo todos los embates verdiblancos, y aguantó estoico el bombardeo al que fue sometido.

Pero no solo eso, sino que los rojinegros entendieron bien su papel, y realizaron un par de contragolpes interesantes que también le dieron su cuota de protagonismo a Rodolfo Cota, cuyas atajadas nuevamente se transforman en puntos para la causa esmeralda.

Así acabó el partido, con peligro en ambas áreas, y con un punto que no cumple con las expectativas generadas en el Bajío. El Club León de Ignacio Ambriz no encuentra la regularidad, y lo sabe, aunque también debe saber que de poco le sirvió encontrarla la temporada pasada.

Tal vez, sin quererlo ni planearlo, los verdes hayan terminado por esconder deliberadamente su arsenal de cara al cierre del campeonato, cuando ahora sí esperan dejar explotar todo su potencial, y cuando ya podrán apuntar directamente al campeonato.

Al menos esa es la esperanza de su pueblo, que los acompaña con la certeza de saber que esto, un empate en casa frente a Atlas, no es lo máximo que pueden dar.

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