Salir del pantano: quinta victoria consecutiva

Llegábamos en lo más bajo, sumidos en la depresión de la derrota. El trauma de Orlando fue demasiado grande y temíamos lo peor. No era para menos. Habíamos pasado 14 meses añorando la revancha y una nueva oportunidad para demostrar que podíamos cambiar la historia. Pero nos derrumbamos en la Unión Americana y solo nos quedó una nueva frustración y el rencor de otra odiosa espera hasta la revancha del próximo año.
Después de esa experiencia dolorosa, Juárez no significaba nada. El penúltimo puesto de la tabla general y el antepenúltimo de la porcentual era lo menos atractivo para sacarnos la espina, pero era lo que nos tocaba.
Entonces no podíamos permitirnos perder. No podíamos dejar lugar a dudas. No podíamos dejar ir un solo punto. Este era el momento de las certezas, de dar un pequeño paso adelante, de recobrar la confianza, olvidar el pasado y apuntar a nuevos horizontes. Y los verdes respondieron.
El Club León apeló lo suficiente. Fue fiel al estilo que le dio la octava, y dominó por completo a su rival. Como un cazador acechando a su presa, esperó el momento preciso. Tenía la situación bajo su control, pero se resistía a dar el golpe, porque sabía que solo tendría una oportunidad. Así, hasta el minuto 55, cuando tenían 75% de posesión del balón pero ningún disparo a puerta, el cazador sintió que era el momento. Entonces Jean Meneses jaló del gatillo y el primer tiro a portería se fue directo a la yugular. Un 1 – 0 que cumplía con el guión del partido y que dejaba encaminada a una fiera orgullosa.
Pero la ventaja sacó su peor versión, la misma que le costó la eliminatoria en Orlando. El exceso de confianza y el saberse superiores al rival derivó en fallas a la defensiva, y Rodolfo Cota tuvo que salir a erigirse como héroe por enésima vez, para rescatar tres puntos de oro que nos tienen en la pelea por el cuarto puesto y evitar el repechaje.
Al final, Juárez sucumbió ante la presión, pareció ahogarse solo a pesar de contar con opciones para empatar, y Víctor Dávila terminó por matar sus ilusiones.
León cumplió con el pronóstico, y la victoria podría parecer anecdótica ante uno de los peores equipos de la liga. Pero la realidad es que este triunfo lleva algo más. Ha logrado levantar el ánimo del plantel y la afición cuando más lo necesitaban, y poco a poco el discurso se transforma en el del bicampeonato. Un triunfo presupuestado, pero que sin saberlo, nos ha sacado del pantano.
Porque podemos estar en lo más bajo, destruidos y pisoteados moralmente, pero nunca pueden darnos por vencidos. Queremos revancha y no queremos esperar otro año. Buscamos quien nos la pague, y perdón por la Liga MX, pero no nos tentaremos el corazón, y en la liguilla saldaremos nuestras cuentas pendientes.