Que se nos haga costumbre

El dato es devastador. Ariel Holan tiene apenas cuatro meses al frente del Club León, y está a punto de dirigir su segunda final.

La primera, el Campeón de Campeones frente a Cruz Azul, fue su debut, e Ignacio Ambriz ya le había dejado clasificado al equipo para la disputa del título. Pero esta final, la de la Leagues Cup, sí se la ha ganado a pulso.

Ese era el objetivo. Desde su llegada, y casi semana a semana, Ariel Holan ha reconocido que una de sus responsabilidades al tomar al Club León era la trascendencia a nivel internacional, objetivo que hasta el momento lleva por buen camino.

De hecho, Holan lo demostró desde la alineación que mandó ayer al BBVA Compass Stadium de Houston, Texas. Pese a que se enfrentaba a unos Pumas disminuidos, y pese a que varios de los futbolistas esmeraldas llegaban con una carga importante de partidos, decidió echar toda la carne al asador, y salió con el mejor plantel que tenía disponible.

Esa era su responsabilidad y así lo entendió, y después el destino conspiró para llevarlo a su segunda final.

Porque no es su culpa que Sebastián Saucedo se haya hecho expulsar al minuto 6, dejando a su equipo con diez jugadores prácticamente todo el juego; como tampoco fue su culpa que Kansas City presentara un cuadro alterno.

De hecho, tampoco es culpa del León que el torneo no sea oficialmente reconocido por CONCACAF, y que se critique que sea una copa 'molera' sin prestigio ni importancia.

León no tenía injerencia en ninguno de esos factores, y lo único que sí estaba en sus manos era ganar, como lo hizo en los dos partidos que disputó.

Ese es el camino a la grandeza: no mirar las condiciones del torneo ni de los rivales, sino salir a ganar donde sea, como sea y contra quien sea; acostumbrarnos a jugar finales cada vez con más frecuencia, y finalmente aprender a ganarlas todas.

Por lo pronto, Holan tendrá una segunda oportunidad para levantar su primer título con los verdes la próxima semana, el miércoles 22 de septiembre, cuando enfrente a Seattle Sounders en la final de la Leagues Cup en Las Vegas.

Ahí la misión será la misma: ganar a como dé lugar. Ya después, cuando el trofeo esté en nuestras vitrinas, nos encargaremos de darle el valor que queramos.