Que nadie se equivoque: León aún tiene vida

26 Nov, 2020
leon puebla cuartos final
Goles y Cifras

El destino es cruel. Luego de dos semanas de preparación, de paz armada, el Club León por fin comenzaba su camino rumbo al octavo campeonato de su historia en Puebla, y las emociones en el Bajío estaban a tope.

Tras dos semanas de análisis, de opiniones y de expectativas, los aficionados esmeraldas se sentían listos para acompañar a su equipo en la primera victoria de la liguilla, pues no había forma de que el infame Puebla rescatara siquiera un punto ante el avasallador superlíder de la Liga MX.

Pero el destino es cruel, tenía un guión diferente para esta película, y la trama dio su primer giro desde el minuto uno, cuando el colombiano Omar Fernández tomó la pelota en la banda izquierda, dejó desparramado a Fernando Navarro, se metió al área verdiblanca y puso el balón en el fondo de la red.

Contra todo pronóstico, la Fiera perdía el partido en el primer minuto, y en León la confianza , las ilusiones y la esperanza se fueron al traste.

Topamos de frente con la realidad, con un Puebla impetuoso y valiente, sin temor a nada, que supo manejar la ventaja y el juego, y que sumó el segundo tanto al 36'. Entonces perdimos cualquier atisbo de cordura que quedara en nuestras cabezas, porque nuestro León indomable, el equipo que creíamos predestinado a la victoria, caía por 2 – 0 contra un cuadro inferior que apenas y sumó la mitad de los puntos que los verdes lograron en la temporada regular.

León se dejó llevar por la soberbia y la prepotencia, y confundió la confianza y la seguridad con altivez. Ahora perdían por 2 – 0, y como sucede siempre que los planes se tuercen, debían apelar al instinto y la sangre. 

Entonces, a base de vergüenza y amor propio, el equipo se volcó al ataque, y encontró un inmerecido descuento antes del medio tiempo. Y entonces, casi sin que nos diéramos cuenta, se dio el mayor giro de tuerca de esta historia.

Porque luego de enfrentar en el vestuario a Nacho Ambriz, los verdes entendieron que ya no había vuelta atrás, que solo les quedaba ir al frente y buscar el empate, porque el prestigio ya lo habían arrastrado en los primeros 45 minutos. Ahora les tocaba hacer el papel de víctimas, sobreponerse a la desventaja y responder cuando todo el escenario lo tenían en contra.

Y así lo hicieron. Asediaron la meta contraria con todo su arsenal. Ambriz sacó a un contención para sumar a otro atacante, y los verdes probaron de todas las maneras posibles a Nicolás Vikonis, tan canchero como efectivo, pero el meta no cedió. Buscaron hasta el último minuto igualar un marcador engañoso, pero no lo consiguieron, y ahora deberán regresar a León arrastrando la lápida de la derrota.

Así que los papeles han cambiado. El Puebla, que llegaba como la clara víctima de este encuentro, ahora deberá viajar a León con ventaja, con la misión de sostener su gesta en los noventa minutos más complicados de su vida, y avanzar a costa de un equipo que en la temporada regular rozó la perfección.

Pero enfrente la Fiera está herida y furiosa. Ahora los verdes deben reaccionar. Ahora son ellos los que no tienen nada que perder, así que deberán dejar el alma y el cuerpo en el césped del Nou Camp, si es que desean alcanzar el sueño que los trajo hasta aquí. 

Deben entender que este sábado se jugarán más que la clasificación. Deben demostrar que han aprendido de las derrotas, y que el viaje de estos últimos dos años nos trajo por alguna razón hasta hoy. Deben probar que el buen futbol y la posesión que tanto han predicado tienen un sentido. Deben superar a sus fantasmas y aplastar a un equipo infinitamente inferior cuyas únicas armas son el coraje y el pundonor, y que con eso les ha bastado para tenerlos contra la pared.

No será fácil, y habrá que batallar nuevamente desde el primer minuto, pero así el triunfo sabrá más dulce. Es cierto que la derrota deja muchas lecciones, pero que nadie se equivoque: este León está con vida, y mientras así sea nunca dejará de luchar.

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