Que la novena sea el destino final

Dicen los que saben que en esta vida ningún reencuentro es coincidencia, que volvernos a encontrar revive momentos que nos marcaron y que el destino tiene formas caprichosas que construyen grandes historias.
Por eso un año después, León y Puebla se volvieron a encontrar en la misma instancia para recrear la historia sin cambiar una coma del guión. Las mismas fechas, los mismos lugares y también los mismos marcadores. El final no tenía porqué cambiar.
“Cometimos un error que fue dejar crecer al León”, confesaría el técnico de Puebla al terminar el partido y la realidad es que ese error del minuto 24 que aprovechó Ángel Mena, terminó por catapultar a León a una nueva semifinal, la octava desde que volvió a primera.
Para cerrar la noche, una providencial mano poblana en el área chica que Mena volvió a hacer efectiva, puso punto final a un reencuentro que nos llena de esperanza y que es solo la introducción de una historia que soñamos repetir.
Ahora toca Tigres, otro protagonista con el que siempre hay cuentas pendientes y que ahora dirige uno de nuestros antagonistas favoritos. La ida es el miércoles en el Volcán y la vuelta se juega el sábado en casa.
Después, la imaginación es nuestro límite: en una de esas ahora sí nos toca vivir en la tribuna ese mítico título del que la pandemia nos alejó. Pero como dice la gente: la cosa es con calma, vamos partido a partido.
Que la novena sea el destino final.