Pudimos haber sido el América...

El Club América estaba en crisis. Santiago Solari, un técnico preparado y que había logrado un subliderato y un superliderato en sus dos primeros torneos, no encontraba la forma de hacer funcionar a las Águilas, que para la jornada 7 tenían cuatro derrotas, tres empates, y solo una victoria.
Así llegó la jornada 8 frente a Querétaro en el Azteca, un equipo por demás inferior. No sería aceptable nada más que la victoria. Y parecía que lo conseguirían, porque al minuto 4 Bruno Valdez metió el 1-0 para el América, que ya solo se dedicó a mantener el resultado. Pero al 90', Luis Fuentes cometió una falta en su área, y Ángel Sepúlveda marcó el penal que significaba el agónico empate para los Gallos, pero que dejaba al Club América, el equipo más ganador del país, en el fondo de la tabla general.
Entonces no hubo tolerancia, piedad ni medias tintas. En una institución como el América no vale nada que no sea la victoria, y las excusas quedan de más. Antes de que la crisis se alargara, antes de que el vestidor se rompiera, antes de que todo se fuera al carajo, la directiva decidió cortar por lo sano, y Fernando Ortiz, técnico de las inferiores, asumió el mando del primer equipo de manera interina.
???? Comunicado Oficial pic.twitter.com/dcLzUWG1IQ
— Club América (@ClubAmerica) March 3, 2022
Y el cambio funcionó. Las Águilas perdieron su siguiente partido frente a Monterrey y empataron el superclásico frente a Chivas, por lo que siguieron dos jornadas más, la 9 y la 10, en el fondo de la clasificación. Pero desde entonces alzaron el vuelo, y derrotaron a Toluca, Necaxa, Juárez y ahora León; cuatro victorias consecutivas que tienen al cuadro azulcrema ya en la sexta posición general, y a solo un punto de distancia del cuarto puesto y la clasificación directa a la liguilla.
Anoche, el León pudo haber sido ese América, si así lo hubiera querido. Desde antes de fracasar en la Copa de Campeones de la Concacaf, la Fiera ya mostraba indicios de que no jugaba bien al futbol, y estos presagios se volvieron realidad ante Seattle, cuando el castillo de naipes que había levantado Holan en el Bajío terminó por derrumbarse ante el peso de un contundente 3-0 en los Estados Unidos.
Entonces la directiva esmeralda tuvo la oportunidad de oro para cambiar de rumbo. El propio Holan, consciente de que las cosas simplemente no funcionaban, ofreció su renuncia. Pero en León sí hubo tolerancia, sí hubo piedad, sí hubo medias tintas, y la renuncia le fue rechazada.
¿El resultado inmediato? Derrota por goleada frente a Tigres en el Nou Camp, y eliminación en Concachampions. ¿Y a largo plazo? Cuatro derrotas, un empate y una victoria en seis partidos de liga. Cuatro puntos de 18 posibles, para una efectividad del 22%.
En León no cortó el proceso por lo sano y continuó hasta sus últimas consecuencias. El vestidor está roto, con la máxima figura y capitán del equipo, Luis Montes, separado del plantel. Se habló de pleitos internos e indisciplinas, y precisamente indisciplina es lo que se vió en el campo, con cinco expulsiones en dos partidos.
Incluso en el momento más bravo, con tres expulsados y con el 2-0 en contra, Holan tuvo que sacar a Federico Martínez, que tenía poco más de diez minutos en la cancha, y quien salió molesto y lo demostró al negarle el saludo a su técnico para irse a sentar en el banquillo lleno de frustración y rabia, sentimientos compartidos por toda la afición esmeralda.
Anoche, después de ser vapuleado por el América en el estadio Azteca, le cuestionaron a Ariel Holan si se sentía respaldado por sus jugadores. A esto, el entrenador argentino respondió lo siguiente:
“Esa pregunta no es el momento para responderla”.
Además, le preguntaron directamente cuál era la situación con Luis Montes, y solo dijo esto:
“Las cosas que puedan suceder dentro del ámbito del vestidor quedan dentro del vestidor y es un tema interno del grupo”.
Todo se fue al carajo y nunca pudo recuperarse. Y al frente quedó la figura de Ariel Holan, que supo cuando era el momento de irse, pero no se lo permitieron...