Perdimos ante San Luis, y viene lo peor...

No quedan más excusas. Ya no hay dobles torneos ni viajes largos. Hasta hubo una fecha FIFA para descansar y recuperar lesionados. Inclusive el calendario favoreció a los verdes, y le deparaban dos partidos ante dos equipos modestos y golpeados que cambiaron de técnico esta misma campaña: Querétaro y San Luis.
Ante los Gallos Blancos, en casa, la Fiera fue apenas un fantasma y apenas alcanzó a rescatar un empate. Y hoy ante San Luis la situación no fue diferente. Como viene siendo costumbre, el Club León mantuvo la posesión de la pelota (67% contra 33%), pero no tuvo imaginación para transformar esas largas posesiones en situaciones de peligro, y las pocas ocasiones en las que sí se acercaron al área potosina, fallaron.
Queda poco por decir acerca de la incapacidad del plantel esmeralda. A lo largo de la temporada, el rendimiento del equipo no ha hecho más que caer en picado. Partido tras partido, las críticas aluden a la apatía y desgana con la que el cuadro esmeralda se lanza al frente, y partido a partido el cuerpo técnico promete mejorar. Pero pasan ocho, o quince o noventa días, y lo único que cambia es que el equipo juega peor.
Y el panorama no es más esperanzador para el futuro, sino que viene lo peor. En el calendario que se le viene a la Fiera para el cierre del torneo, aparecen equipos de la talla del Puebla, el América, Santos y el ascendente Toluca de Nacho Ambriz. De hecho, y a retrospectiva, Querétaro y San Luis parecían ser los rivales de trámite de la parte final del calendario.
Ya solo nos queda esperar que el próximo Sábado Santo nos traiga el milagro de la resurrección, aunque la realidad es que el Club León de Ariel Holan no luce digno de ningún acto milagroso, y más bien parece condenado a vagar por el desierto gris de la medianía en lo que resta de la temporada.