¡Perdimos y se acabó el mundo!

“El partido de hoy fue un desastre. Ignacio Ambriz destruyó en una sola noche todo el buen trabajo que había realizado en casi dos años y medio en León. Expuso el campeonato, y tiró al traste todo el prestigio construido hasta ahora.
Todos sabemos que el técnico esmeralda regaló la primera mitad del juego. Con un plantel repleto de suplentes, León fue apenas una sombra del equipo que derrotó a los Pumas y levantó su octavo título.
Tipos como Nico Sosa, Jesús Godínez, Gil Burón u Osvaldo Rodríguez demuestran que León no tiene una banca competitiva, y que además del plantel titular, la Fiera apenas y tiene alternativas. Hoy, con la derrota ante Tigres, queda demostrado que no hay plantel para dos torneos, y que el sueño de levantar la Concachampions y el bicampeonato en el mismo semestre es imposible.
Además los refuerzos no funcionan. Rubén 'Oso' González se cansó de perder balones, y Víctor Dávila desapareció del juego, sin tomar protagonismo y sin siquiera mostrar destellos de la gran calidad que alguna vez mostró en Necaxa, hace más de dos años.
Todo esto podría ser perdonable si el rival hubiera sido otro. Pero parece que no entendieron que tenemos una espina clavada con los Tigres desde aquella final perdida, y si había un partido en el que no se podía perder, era este.
Todo esto demuestra la incapacidad de Ambriz. El entrenador le ha dado al León todo lo que podía, y con la derrota queda demostrado que él no será capaz de conseguir la novena, que se le ha acabado la magia, y que ha perdido la autoridad para dirigir al equipo.
Gracias por todo, Nacho, pero llegó el momento de dar un paso al costado, y decir adiós”.
¿Estas reacciones te parecen exageradas? Porque lo son. Todos estos comentarios resumen la explosión de emociones que vivió el aficionado esmeralda tras perder su primer partido de temporada regular luego de cinco meses.
Los fanáticos verdiblancos volvieron a experimentar el desasosiego de la derrota por primera vez desde que el Cruz Azul venció al León en la jornada 3 del Guard1anes 2020, el ocho de agosto del año pasado.
Tras cinco meses de invicto, superliderato y el campeonato, la afición esmeralda olvidó cómo dimensionar las derrotas, y la caída ante Tigres revivió la toxicidad que había disminuido en el periodo de bonanza. Volvimos a perder, y reaccionamos como si se acabara el mundo.
Pero es la jornada 1, el plantel presentaba bajas por lesiones, por COVID y porque los titulares apenas reportaron a entrenar. Ninguna derrota se justifica, pero todas tienen sus aristas.
“Ahora viene una semana larga para estar más completos. Hay que estar tranquilos”, dijo Ambriz en rueda de prensa, y tiene toda la razón. Son el mismo equipo y el mismo técnico que nos dieron el campeonato y cinco meses en los que olvidamos el dolor de las derrotas. Es cierto que el juego deja muchas lecciones que aprender, pero eso es lo importante: quedan 16 fechas para rectificar y volver a competir.
Así que hay que reducir la duda y recuperar la confianza, porque si el campeonato no compra ni siquiera una caída en el primer partido ante un rival complicado, entonces quizás somos los fanáticos los que estamos exagerando.