¿Perder los puntos o perder el rumbo?

Hay cansancio, tedio y desesperación. El Club León tiene más de dos años jugando a lo mismo: un futbol horizontal, de posesión y de calma. Un futbol preciosista y de autor que apenas ahora, después de dos años y con un título y varios récords bajo el brazo, empieza a mostrar sus primeras señales de desgaste.
Así lo dice este arranque de torneo, y sobre todo este duelo frente a Cruz Azul. La Fiera ha perdido la magia de sus desbordes, la explosión de sus sprints y hasta la simple y llana suerte: sus disparos se van fuera de la portería, sus centros salen muy largos o muy cortos, y a la hora de cerrar la pinza faltaron centímetros para alcanzar a empujar el balón.
La última prueba de esto fue el cardíaco remate de cabeza de Jesús Godínez que dio en el poste. Se intenta, se llega, se trabaja, pero los resultados simplemente no se dan.
Así lo dicen las estadísticas. Contra Cruz Azul, el León mantuvo la posesión de la pelota (64%) y una brutal precisión de pases (87%), pero al mismo tiempo sumó apenas un disparo a portería de los nueve que intentaron; un solo disparo al arco en los noventa minutos.
“Si hay algún culpable, soy yo”, afirmó valiente y responsable Ignacio Ambriz, quien además reveló que será este domingo cuando cierre filas con sus jugadores de cara al duelo del martes frente al Puebla.
“No me he juntado bien con el grupo, no he tenido esa charla interna. No sé si están nerviosos o en algo no se están sintiendo cómodos. Tendré una platica con ellos. Tampoco es para cortarnos las venas, sólo es un gran bache”, dijo.
Hasta ahora, Ignacio Ambriz se ha ganado a base de victorias el respeto de la afición. Su puesto no está para nada en duda y a pesar del mal arranque, el equipo mantiene su identidad y su estilo de juego.
No, todo pasa por los futbolistas. Eran sus chispazos de magia los que resolvían los partidos complicados y aseguraban los puntos. Este plantel, rebosante de talento puro, era la máquina que arrasaba a todo aquel que se les pusiera enfrente. Pero hoy, a pesar de que la plantilla es prácticamente la misma, las cosas simplemente no salen, y sin el capitán para liderarlos en el césped, no queda mucho de donde agarrarse para superar el mal paso.
Así que la conclusión puede parecer simple: seguramente el tiempo pondrá todo en su lugar. Los futbolistas no han perdido su talento, así que solo es cuestión de tiempo para que vuelvan a carburar y para que la magia regrese a sus pies. Pero el problema es que lo que menos tienen es tiempo, sobre todo en estas dos semanas en las que todavía deben enfrentar cuatro duelos.
El Club León ha perdido puntos, pero mantiene el rumbo, y solo nos queda confiar en que esto sea suficiente para repuntar y demostrar que el rey aún no está muerto.