Pensamos que sería la nuestra

14 Apr, 2021
toronto leon
Toronto

Pensamos que esta era la nuestra. Creímos que llegar como el campeón de México nos daría un aire diferente. Sentimos que nos habíamos acostumbrado al triunfo, que ya sabíamos ganar. Pero nos equivocamos.

Pensamos que después de la derrota de hace un año en Los Ángeles el Club León habría aprendido a no denigrar al rival; imaginamos que la derrota les había enseñado humildad y que ahora sí lograrían sacar el orgullo en los momentos importantes. Pero nos equivocamos.

Pensamos que llegábamos en nuestro mejor momento. Que luego del pésimo arranque en liga, el León había encontrado el futbol ofensivo y espectacular que los hizo campeones hace unos meses, y que eso bastaría para destrozar a Toronto. Pero nos equivocamos.

Pensamos que el rival llegaba mermado, con la moral por los suelos, desencanchados por no haber jugado un partido oficial en casi cuatro meses y golpeados por las bajas de sus principales estrellas. Supusimos que serían una presa fácil, pero nos equivocamos.

Pensamos que el cambio de sede y la falta de aficionados disminuirían a nuestro rival. Confiamos en que León sacaría su mejor versión en un escenario controlado, sin la presión de los hinchas contrarios y con la misión clara y explícita de volcarse al frente y buscar un gol. Pero nos equivocamos.

Pensamos que luego de toda la mala suerte de la ida, después de los postes y las fallas increíbles, ahora en Orlando la fortuna ya nos sonreiría. Pero nos equivocamos.

Pensamos que con Luis Montes de nuevo en la cancha el partido se inclinaría a nuestro lado; que el empuje del capitán sería suficiente para aplastar a un Toronto raquítico. Pero nos equivocamos.

Pensamos que llegaríamos a este partido con Ignacio Ambriz renovado y con la certeza de que el proyecto más ganador de los últimos tiempos en el futbol mexicano tendría cuerda para muchos años más. Pero nos equivocamos.

Pensamos que ahora sí pasaríamos de ronda. Que nos enfrentaríamos a Cruz Azul en los cuartos de final, a Monterrey en las semis y al América en la final. Soñamos con campeonar y viajar a Japón, o a Catar, o a Marruecos, o a donde fuera que se disputará el Mundial de Clubes, todo para medirnos ante las principales potencias del mundo y ganar y dejar una huella histórica que nunca ningún aficionado esmeralda hubiera atestiguado antes. Pero nos equivocamos.

Pensamos que esta era la nuestra, por eso nos dolió más. Pensamos que nada se interpondría en nuestro camino, que no conoceríamos nunca otra derrota, que éramos invencibles y que terminaríamos esta historia borrachos de alegría y desbordados de orgullo esmeralda. Pero nos equivocamos.

Al contrario, la historia terminó con fracaso, impotencia y decepción. Por lo menos nos quedará el desahogo de la liga, pero en el fondo sabremos que no será lo mismo, que nuestras aspiraciones iban más allá y que todo lo demás se sentirá insuficiente.

Tendremos que esperar otro año para una nueva revancha, ahora como México 1 en el bombo principal, lo que nos asegura un rival de menor jerarquía que quizás (y solo quizás) cambie la triste tónica de las últimas temporadas en la Concachampions.

Así que hoy no nos queda nada más que tragarnos la soberbia, masticar la decepción, levantar la cabeza y recordar que siempre, en las buenas pero más en las malas, ser Fiera es un pinche orgullo.

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