Ojalá recuperemos el hambre de ganar

Para ganar un partido de futbol, se necesita querer ganarlo. Parece una afirmación simple y hasta obvia, pero aplica perfectamente para el planteamiento que hizo el Club León para enfrentar a los Bravos de Juárez.
Consciente de que el cuadro fronterizo era el peor equipo del torneo, y con la prioridad puesta ya definitivamente en la final de la Leagues Cup el miércoles, Ariel Holan optó por enfrentar a Juárez con un plantel alterno que incluía a nombres como Fidel Ambriz o Santiago Ormeño como titulares, y donde destacaron las ausencias, por lo menos de inicio, de William Tesillo, Víctor Dávila e Iván Rodríguez.
De cualquier modo, nombre por nombre los verdes presentaron un once competitivo, y parecía que la victoria era más que asequible.
Sin embargo, al parecer los propios jugadores esmeraldas se convencieron de que el triunfo pintaba sencillo, y optaron por la calma y la pasividad, por lo que pasaron toda la primera parte especulando, prácticamente sin llegadas de peligro a la puerta de Hugo González.
Juárez, por su parte, parecía cómodo en ese mismo guión, asegurando por lo menos un empate, por lo que tampoco pusieron mucha iniciativa para llevarse el triunfo.
No fue hasta la segunda parte cuando ambos equipos parecieron reaccionar. Holan, quizás frustrado ante la falta de actitud y electricidad de su equipo, comenzó a mover sus piezas: le dio entrada a Luis Montes y a Víctor Dávila, y ambos protagonizaron las mejores jugadas del partido en las que Hugo González evitó la caída de su marco.
Pero al 67', un pésimo pase del 'Chapo' derivó en el contraataque de Bravos que terminó en la falta y el golazo de tiro libre de Jefferson Intriago, lo que a su vez condenaría a los esmeraldas a perder el encuentro.
Al final, más que un problema futbolístico o la calidad del rival, la derrota parece más bien achacable a la actitud con la que la Fiera encaró el juego. El León que jugó ante Juárez fue apático, tibio y triste. Careció de intensidad, de enjundia y de vigor. Carecieron, ultimadamente, del deseo de ganar, y eso parece lo más preocupante de todo.
Al final, León sumó apenas tres puntos de los últimos doce posibles, y lleva ya cuatro partidos sin ganar, racha que los ha llevado del subliderato del torneo hasta la cuarta posición general, y todavía a merced de que Tigres pueda superarlos.
Ojalá que este miércoles el plantel verdiblanco recupere la motivación y el hambre de ganar. Ojalá que superen ampliamente a Seattle Sounders para romper la maldición que parece perseguirnos en los Estados Unidos. Ojalá que celebremos el primer título de la temporada, que nos quitemos la distracción y el desgaste de dos torneos, y que podamos enfocarnos en repuntar en liga y el cierre del torneo.
Y ojalá que en lo que resta de la temporada, no volvamos a ver nunca a este León tibio y dubitativo que no representa el valor histórico de la institución.