Manual para crear una crisis en 16 minutos

El escenario era esperanzador. En la primera parte, el Club León había vuelto a mostrar su mejor fútbol, con un estilo ultraofensivo y avasallador. Tal vez faltó contundencia, es cierto, pero aún así cayó un gol y por lo menos vimos muestras del gran equipo que fuimos apenas hace unos meses.

En 45 minutos alcanzamos a ilusionarnos. “Quizás el mal arranque (que ya ha dejado de ser solo el arranque) haya quedado atrás', pensamos al medio tiempo. Pero no fue así. 

En la segunda parte, la Fiera bajó las revoluciones y el partido fue cayendo en el letargo mientras los minutos avanzaban. Ambos equipos gozaron de un par de llegadas de peligro, pero nada fuera del guión preestablecido. León dejaba correr el tiempo consciente de que la victoria por 1 – 0 era mejor que un empate, sobre todo en su contexto actual, por lo que Nacho Ambriz decidió jugar a la segura, sumar los tres puntos y dejar los análisis para después.

Sin embargo, el destino no pudo haber sido más cruel.

Minuto 78: En un acto de cautela y precaución, Ambriz decide amarrar el juego y saca a su centro delantero, Emmanuel Gigliotti, para meter a un contención, Iván Rodríguez, quien tendría que ser la pieza clave para cerrar el medio campo y obtener la victoria.

Minuto 82: Tiro de esquina para el Puebla que en primera instancia es rechazado con éxito, pero cuyo  rebote es recogido por Israel Reyes, quien alargó por la banda izquierda para Daniel Álvarez. El 'Fideo' entra al área y encara a Iván, recién ingresado y sin ritmo de juego, por lo que se lo quita fácilmente con un recorte. Iván sabe que su rival ha quedado solo y encarado a portería, por lo que se la juega, le deja la pierna y le avienta el cuerpo para derribarlo. Una falta imprudente en su propia área que el árbitro, Óscar Macias, pita inmediatamente como penal.

Minuto 84: Luego de que el VAR corroborara la falta, Santiago Ormeño tomó la pelota con seguridad y la plantó en el punto penal. Tomó carrera y esperó el silbido del árbitro. Cota alzaba sus manos en el arco pero se mantenía en el centro de su portería. Finalmente se escuchó el pitido del central, y Ormeño se encarreró hacia el balón, completamente perfilado a su derecha, como para cruzar su disparo, pero en el último segundo optó por el lado izquierdo y metió el balón al lado del poste, mientras Cota quedaba inmóvil en su marco. Empate en la recta final y un balde de agua fría para los verdes.

Minuto 86: Apenas se reanuda el encuentro, Puebla comienza timorato, y pierden un balón enfrente de su área que cae en los pies de Meneses. El chileno arranca con la portería franca y solo con Antony Silva como último obstáculo, por lo que cruza su disparo, pero este se va muy lejos del marco. Esta será la última clara de la Fiera en lo que resta del juego.

Minuto 94: Tras varios intentos fútiles y sin sentido del León, el balón cae en Antony Silva, quien despeja con los pies al medio campo. Ahí, un futbolista poblano alarga la cabeza y el esférico termina en los pies de Ormeño, aislado en tres cuartos de cancha. Andrés Mosquera, el defensor más férreo de los verdes, lo marca con enjundia, además de que ya llegan al relevo Iván Rodríguez y William Tesillo, así que no parece haber peligro. Pero en una prueba más de su talento, Ormeño se quita a Mosquera, a Iván y a Tesillo en dos movimientos. Después levanta la cabeza, y ve a quien parece ser Diego de Buen, que ingresa al área por la izquierda. Le manda un trazo preciso que de Buen apenas alcanza a redirigir al área, precisamente a donde entra Daniel Álvarez, que remata franco y finiquita la voltereta en el último minuto.

Fueron 16 minutos en los que la Fiera destruyó todas las ilusiones que había construido en la primera parte. El León, sin alma ni fuego en la sangre, dejó escapar un triunfo que tenía prácticamente asegurado ante un equipo que, según Transfermarkt, vale menos de la mitad de lo que valen los verdes, pero que los supera con creces en ilusión, esperanza y fuerza de voluntad.

Eso es lo que ha perdido el Club León: la fe, el hambre y las ganas de triunfar. Parece que al conseguir la octava perdieron su principal motivación, y ahora la liga no es más que un lastre hasta que empiece la Concachampions, donde esperamos todos que recuperen la dignidad.

Lo sabe Nacho Ambriz, que se dejó ver rebasado por la situación en la conferencia de prensa posterior.

“En dos meses estamos tirando todo lo que hemos construido; todos nos alababan, hoy algo no está bien, no funcionamos como antes. No hay eco en los jugadores; ya no les transmito lo que antes”, aceptó, como corroborando que él tampoco entiende este bajón tan repentino.

Así, en medio de este fúnebre panorama, la Fiera tendrá solo cuatro días para preparar el duelo frente al América del próximo sábado. Ya todo puede pasar, y la única certeza que nos queda es que ayer, en solo 16 minutos, confirmamos lo que todos temíamos: después de mucho tiempo estamos nuevamente en crisis.