Los polos opuestos del Club León

¿A qué versión de ti debo creerle? ¿Cuál es la verdadera? ¿Cuál es la falsa?
La semana pasada me convenciste, me hiciste creer en ti. Me demostraste que sabes luchar, que no te rindes nunca, que puedes anteponer el orgullo y sacar la garra necesaria para ganar.
Pero esta vez fue diferente. Te dejaste arrollar. Mostraste que así como eres capaz de luchar, también eres capaz de rendirte. No fue solo la goleada, fue la falta de ambición, la incapacidad de reaccionar, la ausencia de coraje y amor propio.
Me tienes en una encrucijada. Me llamas a seguir con fe, a confiar. Me haces pensar que esta vez será diferente, que sabrás defender estos colores y este escudo, que respetarás nuestra historia y nos llevarás hasta lo más alto.
Y una semana después dejas que te pasen por encima, sin meter las manos, incapaz de responder, sin contundencia ni anhelo de victoria.
Eres un León de dos versiones, de polos opuestos, y eso lo hace todo quizás más difícil.
Queremos soñar. Queremos dejarnos llevar por la ilusión. Queremos creer que sí podremos volver a luchar por el título. Queremos volver a confiar. Pero por más crédulos que seamos, partidos como el de ayer nos hacen apelar al sentido común y a la prudencia.
Pero debes entender algo: tienes nuestros sentimientos en tu poder. Nuestra ilusión depende de ti. Eres capaz de manipular nuestras sensaciones, y vamos juntos en esta montaña rusa, en los puntos más altos y en las caídas más bajas.
Dependemos de ti. Tienes a la afición en tus manos. Primero debes definir cuál de tus dos versiones es la real: la que derrota al América al 90' a sangre y fuego, o la que se deja golear sin voluntad ante Monterrey.
Y cuando por fin te decidas, entonces ahí estaremos como siempre, listos para alentar, y para, por enésima vez, volver a ilusionarnos.