León a través del artista: la mirada de Salvador López

“Las comparaciones son muy parte del método científico, y yo soy un artista y me dejo llevar por el tema de la sensación”. Así, sin querer, el pintor chileno Salvador López se describe a si mismo, y no se pudiera encontrar un mejor retrato de este hombre pasional, extranjero y soñador, que ha encontrado no en el futbol, sino en la gente del futbol, su fuente de inspiración.
Famoso por sus retratos de las hinchadas más populares del cono sur del continente, donde ha representado el fervor y la sangre de pueblos balompédicos por excelencia como los argentinos, brasileños o sus compatriotas chilenos, Salvador visitó León, Guanajuato la semana pasada para mostrar su obra “Hinchadas de Fantasía” en Mi Museo Universitario de la Universidad de La Salle Bajío (MiM), y con apenas unos días en la ciudad, se dio el tiempo para respirar el aire curtidor del Bajío, para empaparse del verdiblanco de su equipo de futbol, y para dejar un testimonio de su paso por la ciudad donde la vida no vale nada con un mural realizado en conjunto con miembros de Los De Arriba.
“Los conocí en la inauguración de la exposición, y nada, me tuvieron buena onda, conocieron un poco lo que había hecho, y me invitaron a poder hacer algo en el estadio, y lamentablemente no se pudo hacer en el estadio porque no consiguieron un permiso, pero más que el permiso, a la gente del León no le pareció la idea, y ellos (la LDA) consiguieron rápidamente un muro, y ahí me puse a pintar y a hacer lo que yo hago en un formato bastante grande, y al final me ayudaron a terminar de pintar ese gran mural”.
La pinta, realizada en la Calzada de los Héroes un poco más adelante del Panteón Taurino, deja constancia de la mirada externa de un artista que, en unas pocas horas, pudo descifrar la ideología esmeralda que impera en la ciudad.
“Dejé una ofrenda para la ciudad de León en la parte más importante de la ciudad, donde transitan niños, donde anda gente paseando a sus perros, donde pasa gente haciendo deporte, donde hay bares culturales, dejé ahí un testimonio para la gente que le gusta el club, y para la gente que le gusta el color”.
En el mismo tono en el que ha representado a algunos de los grupos de animación más importantes del mundo, así quedó su impresión del calor verdiblanco que inunda a la ciudad, y que entendió sin siquiera haber tenido la oportunidad de acudir al estadio.
“Por cuestiones de agenda no pude ir a la cancha, pero sí vimos a la gente saliendo del estadio el miércoles, y para mí fue muy poético, porque vi las espaldas de la gente abriendo el mapa del estadio con las camisetas verdes, y fue muy bonito, vi a las familias, las mamás, los papás, los niños caminando tranquilamente luego de ver un partido de futbol en su estadio, un estadio precioso que es la joya, se ve que está en el medio de la urbe, que es parte del corazón de León, y fue algo muy reconfortante poder entender el futbol mexicano desde el horizonte de la ciudad, no solamente desde adentro del estadio, no solamente viendo a los jugadores, sino comprendiendo que el estadio está en la estructura de la ciudad, y vi a esta como una ciudad clave que vibra sobre esto”.
A pesar de no haber puesto un solo pie dentro del “Glorioso”, Salvador no tuvo más que recorrer las calles para explicar la euforia que existe por el León.
“Me parece reconfortante viajar 16 horas, llegar a la ciudad de León y descubrir que la ciudad se está transformando en un verdadero museo del futbol local. Gracias al recorrido que nos hizo Victor Hermosillo y la gente de Los De Arriba, pudimos conocer una gran cantidad de murales con un realismo que traiciona los ojos, donde tú puedes apreciar la relación del pueblo obrero muy fijado en el tema del cuero y relacionándolo directamente con el futbol y su historia. Creo que realmente la ciudad de León es un hervidero de futbol, hay un gran aprecio por el talento, por la historia, por la memoria, y también por perseverar lo que me di cuenta que la ciudad quiere, que es que la ciudad se sienta identificados por sus propios valores”.
En su visión, el pintor chileno admira como los leoneses buscamos en la pelota la identidad que se nos había escapado por tanto tiempo, y como nos aferramos a ella cuando sentimos que estamos cerca de alcanzarla.
“Creo que el futbol y la ciudad de León están pasando por un romance que podría transformarse en un gran amor, y esto va a terminar en que las nuevas generaciones de futbolistas del León van a entender muy bien la identidad de la ciudad y la van a representar. Yo creo que en un futuro no va a ser necesario traer a tantos jugadores del extranjero, no va a ser necesario gastar millones de dólares, porque la riqueza del pueblo y de sus futbolistas van a darles títulos y gloria, como hoy en día se ve en las calles. Vi que había alma, había corazón, había una historia viva que está en las paredes. No es necesario ir al estadio para conocer al club, no es necesario conocer al último fichaje para conocer al club, no es necesario comprarse la camiseta modelo 2019 para conocer al club. Solo basta con recorrer un poco las calles de la ciudad para enterarte del profundo amor que siente el pueblo trabajador, un pueblo muy honesto, un pueblo muy amable, ese pueblo es el que quiere a su club más que a los jugadores”.
Y en el presente, con intentos como el de la Universidad de La Salle Bajío, se legitima más el esfuerzo de la ciudad por darle su lugar al Club León como un vehículo de identidad poderoso e invaluable.
“La llegada del futbol a la academia con la Universidad de La Salle es fundamental. Yo creo que La Salle está haciendo un esfuerzo importante en el futuro, porque el futbol siempre ha sido considerado un deporte de las clases más bajas, de gente que quizá se pierde el tiempo yendo al estadio. Pero la Universidad se ha dado cuenta, hicieron un radar del colectivo de la ciudad, y organiza una exposición realmente bellísima, y más allá de lo bello, el contenido de la exposición refleja muy bien el alma de la ciudad y del club. Creo que están sembrando el futuro del club. Es fundamental que las nuevas generaciones, las niñas, los niños, se acerquen a la historia del futbol, del club, para que en el futuro tengan representantes que los hagan gritar un gol, y que hagan que la gente sienta más suyo aún el hecho de ir al estadio y vestir una camiseta”.
Por todas estas razones, y sobre todo para un sudamericano que sangra balones y transpira goles, no fue difícil caer en la tentación, y terminó por enamorarse de una de las plazas más tradicionales de todo el balompié nacional.
“Desde las alturas vi la cuenca del valle de León, y pude entender que la gente vibra con el futbol, con algo tan sencillo y tan legendario. Hay una mezcla muy bonita de trabajo duro, de esfuerzo, con la representación de la ciudad, con el escudo que tiene hoy en día, que lo hace ser un equipo que realmente enamora. Yo me voy muy sorprendido, muy enamorado del club, de sus colores verdes, toda la ciudad está pintada de verde, hay detalles que asombran y hacen que uno tenga ganas de que el club sea cada día más grande”
Y aunque no todo fue positivo, porque afirma que las autoridades del equipo se negaron a que el mural se realizara en el estadio, sí parte con la efervescencia de haberse convertido en un embajador chileno del pueblo esmeralda, orgulloso de la tierra viva y el aire sofocante de Guanajuato, y por sobre todo, de cada uno de los leoneses que se encontró en su camino, y que lo empujaron, sin saberlo, a la locura por el verde y blanco.
“Creo que lo fundamental es que me fui con el corazón lleno, la ciudad me regaló un espacio y di lo mejor de mí, le dediqué más de siete horas, tengo la espalda con bastante dolor porque estuve en un andamio improvisado, conseguimos pintura ahí en la calle, la gente se fue acercando en la medida que el mural se iba desarrollando, y sentía yo el aliento de la gente de León, pasaban autos y tocaban la bocina, pasaban niños y se tomaban fotos, la vecina del mural nos ofreció bebidas, pasó un tipo en una moto y nos regaló una pizza, son cosas realmente bellísimas. Yo me siento muy parte de la identidad de León, me sentí acogido por una ciudad como uno de sus hijos, como alguien que viene desde muy lejos, y siento que di lo mejor de mi, siento que los conocí prácticamente a todos, conocí a la persona que vende los tacos, la que vende carnitas, conocí al tipo del bar. Mientras lo platico, vuelvo a recorrer esas pequeñas calles del centro que me hacen recordar una historia y un presente que es muy glorioso. Me siento honrado de haber estado, de haber pisado esta tierra del León y siento que solamente actué en consecuencia y en reciprocidad al gran afecto que me entregaron”.
*La exposición “Ecos del Estadio” estará abierta al público del 29 de agosto al 20 de diciembre del 2019 en el MiM de la Universidad de La Salle Bajío