La foto del día: Macías y el capitán

Luis Montes luce furioso. La vena de su frente se ve saltada y los músculos de todo su cuerpo no pueden estar más tensos. El gafete de capitán se le ha resbalado luego de los tremendos manotazos que le ha soltado al aire, mientras que su mano derecha tiene el puño cerrado de frustración. Ha perdido la calma, pero entiende que ese es su trabajo porque es el capitán, y si el equipo falla, él fallará también.
José Juan Macías está calmado. Sabe que ha cometido un error y se lleva las manos a la boca. Poco más puede hacer. Es un joven de 19 años que apenas recibe sus primeras oportunidades en la primera división. Tiene hambre, quiere comerse el mundo entero, pero debe comprender que si primero no le ayuda a su equipo, sus intentos no servirán de nada.
El episodio queda ahí, grabado en las cámaras y la memoria de los asistentes al Nou Camp. La actitud del “Chapo” Montes levantó críticas y opiniones encontradas. Para unos fue un acto disciplinario necesario y plausible, pero para otros fue un error, una demostración innecesaria de autoritarismo y jerarquía.
Todo ocurrió la noche del miércoles seis de febrero. Era un partido de Copa MX frente al Cruz Azul, que terminó en un empate, y que dejó en entredicho la clasificación esmeralda a los cuartos de final.
Hoy, diez meses después del polémico regaño, los papeles de ambos se han establecido. Luis Montes se confirmó como el líder moral y futbolístico de un grupo que dominó todo el 2019. El “Chapo” asumió la capitanía con autoridad, y su lesión de cara a la liguilla del Apertura 2019 para muchos fue clave para la eliminación.
Por su parte, Macías se erigió como una de las esperanzas para la delantera del futbol mexicano en los próximos años. Con el Club León, el chico de 20 años suma 19 goles en todas las competiciones, fruto de su maduración futbolística y su crecimiento junto al plantel esmeralda.
Ahora, José Juan tiene enfrente una importante decisión de vida. Su camino le presenta una encrucijada, donde a un lado está el Bajío y en el otro está Guadalajara.
Hoy, con 20 años, tiene todo el futuro por delante, pero lo mejor que podría hacer es verse en el espejo de su capitán, un hombre que ha superado las pruebas más duras de la vida hasta ganarse el respeto de su equipo, su afición y su ciudad.
Porque al final, ese grito desesperado en la cancha del Nou Camp no fue un capricho de Luis Montes, sino un recordatorio de que a los 20 años o a los 33, no te puedes dar el lujo de desperdiciar una sola oportunidad de ganar.