Historias de una tarde de abril...
Esta es la historia de un partido jugado una tarde de abril a las cinco de la tarde en el estadio León. Es la historia de una tarde mágica de pasión futbolera en su máxima expresión, una historia de goles, de triunfos y de destinos cumplidos. Es una historia de cómo el universo conspiró para que un equipo de fútbol se convirtiera en el sinónimo de ganar.
Cómo ya lo deben de haber intuido, esta historia no es acerca del juego entre León y Querétaro en el que la Fiera apenas y pudo rescatar un triste empate en casa ante el tercer equipo más barato de la liga, un equipo sin afición ni estadio (ambos suspendidos), y un equipo que parece condenado a desaparecer.
No. Esta historia es diferente, y nos remonta a la tarde del sábado 20 abril del 2019. Era la decimoquinta fecha del Clausura 2019, y León llegaba a ese partido con 11 partidos ganados de manera consecutiva, y de conseguir una victoria más, se convertiría en el equipo más triunfador de la historia de la Liga MX.
Ese día, la máquina futbolística de Ignacio Ambriz destrozó a un inadvertido Atlas por 5-2 en un partido de siete goles en el Nou Camp, que vio como un rincón de sus paredes era tatuado con el nuevo récord, para que ese día nunca jamás fuera olvidado.
Hoy, apenas a tres años de distancia, ese momento parece muy lejano en el espacio-tiempo. Este domingo el León salió a enfrentar al Querétaro en un Nou Camp semivacío y desalmado, y por si fuera poco, los fieles que sí asistieron a su misa quincenal lo hicieron a desgana, no solo por el fastidio del sol, sino porque saben que pase lo que pase, la temporada ya está marcada por el tercer fracaso internacional consecutivo.
Hoy los récords ya no hablan de triunfos y goles, sino de falta de contundencia y partidos seguidos sin golear.
En solo tres años, León dejó de ser sinónimo de ganar, y se convirtió en sinónimo de medianía.
Como ha pasado el tiempo y como han cambiado las cosas... León aspira a rescatar una temporada a todas luces perdida, y se arrastra en puestos de repechaje en espera de un salto de calidad que no se ha dado en 12 partidos, y que ya luce inalcanzable.
Mientras tanto, la afición se refugia en el pasado reciente, en el no tan reciente y en el más lejano con la nostalgia por las glorias del ayer, y con la frustración de saber que somos capaces de la más pura grandeza, pero que hoy tenemos que repetir un penal para anotarle un mísero gol al Querétaro.