Estamos caminando sin rumbo

21 Oct, 2021
leon pumas
TUDN

Sin brújula, sin mapa, pero aún peor que eso, sin instinto. El Club León camina sin rumbo, perdido entre su identidad y la falta de resultados. Parece ir en la dirección correcta, pero sea como sea, nunca termina por llegar a su destino. Nos hemos extraviado dando vueltas en círculos.

Porque lo de ayer no fue novedad. Ya lo había hecho Juárez y lo había hecho San Luis. Parece ser el 'modus operandi' para derrotar al Club León: enciérrate y aguanta, haz daño en un contragolpe y resiste. Lo mismo una y otra vez, y siempre funciona.

Ahora fue el peor Pumas el que aplicó la misma estrategia. Sin pena ni remordimiento, el cuadro universitario le entregó la pelota al León. Lo dejó hacer y deshacer, recibió filigranas y desbordes, y Elías Hernández hasta les hizo comerse dos túneles en los primeros diez minutos. Apuntaba a masacre, pero era parte del guión.

Una descolgada al final del primer tiempo fue el primer clavo del ataúd, y aunque León consiguió el empate, terminó por sucumbir en una nueva descolgada al final del partido.

Al final, Pumas tuvo solo el 31% de la posesión del balón, y en los 90 minutos solo disparó dos veces a puerta. Pero no necesitó más. Se lleva tres puntos y una victoria que los mete a la pelea por un puesto en el repechaje, y de paso hunden a un León tibio que no termina ni de funcionar ni de derrumbarse.

Y no volteemos al director técnico en busca de soluciones y liderazgo, porque no los tiene.

“Hoy tuvimos control de juego, hubo posesión y opciones de gol, pero si no sabemos aprovechar y golpear primero, se complica el partido contra equipos que se repliegan. Nuestra esencia no cambiará, pero debemos ser más eficaces, en casa es una responsabilidad”, dijo Ariel Holan después del juego; el mismo diagnóstico de siempre pero sin respuestas.

De hecho, si esa misma frase la aplicáramos para los duelos contra San Luis, Atlas o Juárez, no sabríamos notar la diferencia. El escenario en todos esos duelos ha sido prácticamente el mismo: rivales que se encierran y le ceden la iniciativa a León. Si sumamos a Pumas, son cuatro rivales con la misma estrategia, y aún así Holan no encuentra las variantes para abrir esos esquemas y respaldar la posesión de la pelota con goles.

Sea como sea, León dejó ir, una vez más, la oportunidad del repunte. La sufrida victoria ante Monterrey parecía ser el punto de inflexión, el empuje anímico necesario para cambiar las cosas y volver a asaltar la cima de la tabla en el cierre del torneo. Pero ahora la derrota contra Pumas nos enseña que no fue un punto de inflexión, sino una pequeña pausa en nuestra caída, un oasis en medio del desierto en el que estamos perdidos.

Ahora solo quedan cuatro partidos (tres de ellos como visitantes) para hallar la brújula, encontrar la ruta, y recuperar nuestros pasos más firmes. De lo contrario, seguiremos como hasta ahora, avanzando a tumbos, caminando en círculos, con los mismos discursos y las mismas estrategias de siempre, pero con la ingenua esperanza de que los resultados cambien por si solos.

Ojalá que ya no sea así. Ojalá que este sábado en Puebla demostremos que si no hay mapa ni brújula, por lo menos tenemos nuestro instinto. Y ojalá que eso sea suficiente.

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