Entre robos y traiciones

¿Cómo podemos mejorar? ¿Cómo podemos dar pasos adelante cuando tenemos todo en contra, cuando nada nos sale bien?
Ya habíamos superado el miedo escénico. En la primera parte salimos a comernos el mundo y recuperamos nuestra esencia. Volvimos a ser el equipo campeón que arrollaba a sus rivales, el conjunto indomable que no le bajaba el rostro a nadie, el cuadro campeón que nos llevó hasta lo más alto...
Pero todo terminó en la segunda mitad a causa de una traición. Ignacio Ambriz decidió renunciar al estilo que ha pregonado a lo largo de sus más de dos años en el Bajío, y al minuto 59, tras la lesión de Víctor Dávila, hizo el cambio que más le ha ganado críticas a los directores técnicos en la historia del futbol: sacó a un delantero para meter a un defensa.
El mensaje no fue subliminal o entre líneas, sino que fue claro y directo: “Tenemos un gol y lo vamos a proteger como sea”. La Fiera renunció al ataque, traicionó su estilo y apostó por un futbol rácano y contragolpeador, mismo que se volvería en su contra.
Es cierto que esto puede llegar a ser entendible por el momento que atraviesa el equipo. La realidad es que para muchos, a estas alturas ya poco importa el jugar bonito, y la prioridad más bien es ganar y sumar puntos. Al final, la unidad sacada de Monterrey podría convertirse en la base del crecimiento y la remontada de la tabla.
Pero lo que es imperdonable es el robo. Luis Enrique Santander no había pitado el penal sino hasta que lo señaló el abanderado, y a pesar de ser una jugada complicada, decidió no ir a revisarla al VAR. Más allá de si había falta o no, el hecho de que ni siquiera se revisara, sumado a los dos goles anulados, provocaron que en la afición esmeralda el sentimiento generalizado fuera el del robo.
Sí, ganamos un punto, pero nos robaron dos, y quizás eso duele más.
Por ahora, las sensaciones son buenas, y a pesar de los números, los pasajes de buen futbol son cada vez más frecuentes. Los vimos en el primer tiempo contra Puebla, en varios tramos frente al América, y de nuevo en la primera parte frente a Monterrey. Poco a poco, los verdes recuperan el alma, vuelven a sentir la inspiración cuando tienen el balón en sus pies y le dan esperanzas a su maltratada afición.
Ayer, pese a los robos y traiciones, pudimos sumar un punto ante uno de los equipos más poderosos del país y el más caro de la liga, lo que ya es una ventaja, y el próximo lunes recibimos a Necaxa con la misión de volver a ganar.