El Mundial que nos mandó a segunda división

16 Nov, 2022
mundial 1986 leon
Solera Leonesa

El próximo domingo 20 de noviembre, a las 10:00 de la mañana hora del centro de México, el planeta entero se paralizará para ver el comienzo de la Copa del Mundo de Catar 2022.

Y León, Guanajuato no será la excepción, porque además de mandar tres representantes esmeraldas al Mundial, la ciudad zapatera presume una gran tradición mundialista, pues se trata de una plaza que fue sede de dos mundiales y hasta un mundial juvenil.

Pero de ellos, es el Mundial de México 86 el que, por ser más reciente, guarda un cariño más especial en los recuerdos de la afición leonesa.


Foto Estadios de México

Ese año, y como subsede mundialista, el Nou Camp vio pasar a algunos de los mejores futbolistas de la época, como Michel Platini, Rinat Dassaev o Jean Marie Pfaff.

Sin embargo, los hinchas esmeraldas quizás no recuerden que a cambio de ese privilegio, tuvieron que pagar un gran costo, pues a causa del Mundial de 1986, el equipo de sus amores, el Club León, terminó por perder la categoría.

León se entregó a la euforia mundialista

“La razón del primer descenso fue a raíz del Mundial del 86”, comienza a recordar el doctor Primo Quiroz, entrevistado en exclusiva por Fieramanía, y que en ese entonces no solo era directivo del Club León, sino que además actuó como director médico para las subsedes de León e Irapuato durante la justa mundialista.

El doctor precisa que León no tuvo complicaciones para recibir la subsede del Mundial del 86 gracias a las buenas relaciones entre los directivos de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y el Club León, por lo que en la ciudad hubo algarabía ante la derrama económica que traería consigo la Copa del Mundo.

“En la Federación Mexicana de Futbol estaba el señor Guillermo Cañedo, que era presidente organizador desde el 70, y tenía una gran amistad con don Pedro Pons, uno de los directivos más importantes que ha habido en la historia el Club León. Y gracias a esa relación de don Pedro con el señor Cañedo, se dio lo de la olimpiada, lo del Mundial del 70, y también fue clave para el 86”, apunta.

Sin embargo, en León sucedió una cuestión peculiar, porque el estadio León, inaugurado en 1967, se financió gracias a la venta de palcos y plateas que garantizaban el acceso al inmueble y a todos los espectáculos que este albergara a perpetuidad y sin mayor costo.

Pero para la Copa del Mundo del 86, la FIFA tomó el control y administró cada una de las sedes, por lo que exigieron que tanto palco como plateahabientes del Nou Camp pagaran una cuota para acceder a los partidos mundialistas, lo que irremediablemente derivó en un conflicto.

“Un grupo de palcohabientes se molestaron mucho porque la FIFA y el Club León, obedeciendo órdenes de la FIFA, querían que aún teniendo derecho para entrar al estadio de forma gratuita por toda la vida, se les estaba aplicando una cuota”, recuerda Primo Quiroz.

Estalla el conflicto con palcohabientes

Entonces detonó la bomba. El problema comenzó a escalar y la FMF sabía que este tema los hacía quedar mal ante los ojos de FIFA, sobre todo en la víspera del Mundial. Por ello, el estado de Guanajuato, entonces liderado por el gobernador Rafael Corrales Ayala, se vio obligado a intervenir.

“Hablamos directamente con los palcos y plateahabientes, y muchos de ellos aceptaron pagar su boleto, pero muchos no. Entonces el Gobierno del estado intervino y se pusieron de acuerdo y dio una responsiva de que si no pagaban los aficionados, el Gobierno a ver cómo le hacía para pagar para que no se fuera la subsede, porque traía muchos beneficios el ser subsede”.

Con esta solución, el Mundial de México 86 aterrizó en León, que albergó partidos del Grupo C, integrado por los combinados de Francia, Unión Soviética, Hungría y Canadá. Incluso el Nou Camp recibió uno de los duelos de octavos de final entre la Unión Soviética y Bélgica, en lo que sería el último partido mundialista disputado en León.

FIFA castigó al León

Así, tras el final del Mundial, FIFA repartió parte del dinero recaudado en la competencia con la FMF, y esta a su vez repartiría equitativamente las ganancias entre todos los equipos de la primera división, sin importar si actuaron como subsedes o no. Entonces el Club León mandó su delegación a la Ciudad de México para recoger su respectiva parte de las ganancias, pero la FIFA se cobró de ese dinero las entradas de palcos y plateas, y redujo significativamente lo entregado a la Fiera.

“Entonces, después del Mundial, cuando fuimos a México para el reparto ahora sí de utilidades, nos llevamos la sorpresa de que en ese momento la FIFA, a través de la Federación Mexicana de Futbol, pues casi no nos dio dinero a los del Club León”, lamenta Primo Quiroz.

El exdirectivo esmeralda afirma que a otros clubes del futbol mexicano que no habían sido subsede, como Tampico o Morelia, les entregaron entre 40 o 50 millones de pesos, cuando al León solo le tocaron tres millones de pesos.

“Los que fuimos a esa reunión decíamos: 'Con ese dinero vamos a armar muy bien el equipo'. Y oh sorpresa, cuando nos llega el chequesito para el Club León, se nos habían descontado todos los boletos que no quisieron pagar. Entonces nada más nos llegó el cheque como por tres millones de pesos”, explica.

Se cayeron las contrataciones para la nueva temporada

Esto fue un duro golpe para la directiva esmeralda, que ya había avanzado en la conformación de un equipo competitivo para la temporada 1986-87, pero cuyas contrataciones finalmente se cayeron ante la falta de fondos.

“Ya se habían tratado algunos jugadores, pero se vinieron abajo las contrataciones y lo único que se hizo fue traer a jugadores como Marcelo Bauza, 'Tito' Steele, alcanzamos a traer a Raúl Arias, 'Ceni' Padrón, Ezequiel Gaitán, y pues no, no se armó un equipo bueno. Y Jorge Davino, que ya había sido traído para que fuera el director técnico, pues no tuvo el material necesario para hacer un equipo competitivo y se vino abajo el equipo”.

Esta caída fue dramática. En ese entonces la temporada larga se componía de 40 partidos, pero Davino solo dirigió un total de 19 juegos en la primera vuelta, en los que consiguió seis victorias, dos empates y once derrotas. Es decir, un total de 14 puntos de 38 posibles para una efectividad de apenas el 36% (recordar que en ese entonces las victorias todavía daban solo dos puntos, no tres).

Al relevo, y con la esperanza de enderezar la situación y evitar el descenso, llegó el chileno Pedro García al banquillo verdiblanco, pero no funcionó. Ganó los mismos partidos que Davino, seis, y empató otros seis y perdió ocho.

Y por si fuera poco, León se tuvo que enfrentar a condiciones extracancha y decisiones arbitrales cuestionables. Esto motivado, según Primo Quiroz, por la polémica mundialista.

“Además de ese aspecto, hubo otros asuntos extracancha, hubo rumores de muchas cosas ilegales con el arbitraje, que la disposición era que el León se fuera a segunda. Y se corroboró todo en la última jornada, jugamos aquí contra el Tigres el sábado, ganamos. Al siguiente día, jugaban UDG contra Necaxa. Con la derrota de la UDG teníamos para mantenernos en primera, pero hubo cosas muy sospechosas que hicieron que el Necaxa empatara y nos mandaron a segunda división”, señala.

Se concretó el primer descenso

Al final, la plantilla que se conformó para ese año simplemente no fue suficiente para salvar la categoría, y tras 42 años consecutivos en la primera división, el domingo 17 de mayo de 1987 se confirmó el primer descenso del Club León.

“Al señor Federico Madrigal, que era el presidente del club, fue al que le tocó afrontar ese grave problema del dinero. Ya teníamos como cinco o seis jugadores de primer nivel para seguir en los primeros lugares, pero no se logró y se vino este descenso tan doloroso. Los directivos estábamos en la casa de don Antonio Battaglia, y no se me olvida, fue un golpe muy fuerte para don Antonio, y para todos”.

Así fue como la diversión y la magia del Mundial de México 86 se convirtió en lágrimas y decepción apenas un año después.

“Ese problema con los palco y plateahabientes, los que lo vivimos, fue muy ríspido, muy duro, y la Federación estaba molesta porque los estábamos haciendo quedar mal ante la FIFA. Pero la FIFA fue implacable, no nos dio el dinero que nos correspondía y se cobró todo. (…) Por eso yo les digo que el Mundial del 86, en lo deportivo, nos costó irnos al primer descenso a la segunda división”, concluye el doctor Primo Quiroz.

Ahora, León se dispone a disfrutar de un nuevo Mundial, en esta ocasión en un país lejano como Catar, pero en 2026 la máxima competencia del futbol volverá a México. En esta ocasión, León no pudo ser sede mundialista, pero tras ver lo que sucedió en el 86, nos queda la certeza de que seguramente eso sea lo mejor...

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