El debut de Holan y el daño de las expectativas

19 Jul, 2021
leon cruz azul
Liga MX

En medio de la crisis climática, que eleva cada año la temperatura global afectando directamente a miles de especies de flora y fauna alrededor del mundo, tanto las empresas transnacionales como los gobiernos han optado por bombardearnos con mensajes que nos piden ser conscientes con la situación climática, cuidar el agua, consumir productos menos nocivos y disminuir lo más que podamos nuestra huella de carbono.

Sin embargo, hay críticos que señalan que esta es más bien una estrategia de comunicación que traslada la responsabilidad ambiental de los gobiernos y las grandes empresas a los consumidores. Es decir, nos hacen pensar que si yo dejo abierta la llave del agua cuando lavo los trastes, yo soy el culpable de que los pingüinos mueran en la Antártida en sus cada vez más derretidos glaciares, y mientras nosotros nos acongojamos, los gobiernos y las multinacionales siguen explotando los mantos acuíferos, talando las selvas y minando los suelos sin remordimientos.

¿Pero qué tiene que ver esta diatriba ambiental en lo que debería de ser una crónica deportiva? El problema es que el aficionado del Club León puede estar viviendo una situación similar.

Luego de ver al equipo perder el primer título de la nueva era de Ariel Holan, que casualmente también era su presentación, la rabia debería de ser el sentimiento dominante en el seguidor verdiblanco. Lo fue en algunos, que ven con coraje y desasosiego el hecho de que su equipo haya fallado en conseguir el primer campeonato que tenían en juego.

En lo personal, yo estuve a punto de caer en ese extremo del espectro. León me ilusionó al traer a un técnico ofensivo de renombre internacional, a dos de los mejores jugadores de Puebla y de la Liga MX, y a un viejo conocido del que ya extrañaba la magia y el atrevimiento. Parecía la fórmula ideal para darle continuidad al León glorioso y victorioso que construyó en dos años y medio Ignacio Ambriz.

Pero hoy nada de eso valió para arrancar esta nueva era con una victoria. Lo que debería de haber sido un comienzo ilusionante y esperanzador, fue el recordatorio de que nos acostumbramos a ganar, y quizás por eso las derrotas duelen el doble.

Estaba a punto de refunfuñar y perder los estribos hasta que me invadió la calma y alcancé a revirar. Porque recordé que los verdes nunca fueron arrollados por el Cruz Azul. Que era el primer partido de estos once futbolistas con el nuevo técnico, en un nuevo planteamiento, varios sin haber hecho pretemporada, y de todos modos compitieron al tú por tú con el campeón mexicano, al que pusieron en serios aprietos.

De hecho, los aires de renovación trajeron consigo la resurrección de tipos que creíamos perdidos para siempre, como Iván Rodríguez o Andrés Mosquera, que se robó el juego con una tremenda actuación; o la adaptación inmediata de Omar Fernández y Santiago Ormeño, que debuta haciendo lo único para lo que lo trajeron: goles.

Así que quizás el problema era yo. Quizás yo puse mis expectativas demasiado altas y olvidé que Holan no es un mago que con un mes de trabajo y con solo medio equipo disponible pueda realizar milagros. Que es un nuevo comienzo, y que a pesar de que aprovechará las bases que deja Ambriz, necesitará tiempo para explotar su mejor futbol.

Pero entonces recordé a los ambientalistas. ¿Era yo el que estaba equivocado por exigir un título, o el discurso oficial nos convenció de que teníamos que ser precavidos desde antes de que se disputará el juego?

“Es lo que toca y hay que enfrentarlo: es el primer partido oficial y es una final. Trataremos de llevar al campo de juego lo que estamos entrenando, y hacerlo de la mejor manera y la manera más eficaz posible”, dijo Holan antes del juego, unas palabras que si bien no son falsas, tampoco suenan demasiado comprometedoras.

Esperemos que con el paso de los partidos, el León crezca en su juego y su entendimiento colectivo. Esperemos que los chispazos que vimos hoy enciendan un fuego esmeralda que incendie toda la Liga MX. Esperemos que cuando llegue diciembre, Holan se haya quedado sin excusas, y que se de cuenta que en esta tierra ni siquiera la vida vale nada, si no viene acompañada de un campeonato.

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