De la lealtad al señalamiento en cinco días

Luego de la derrota por goleada frente a Mazatlán en el Nou Camp, Renato Paiva respaldó a sus jugadores, y afirmó que a pesar de los resultados, él seguía confiando en ellos.
“Les he dicho que sigo creyendo en ellos y en mi trabajo”, dijo entonces.
Esta muestra de lealtad luego de haber recibido ocho goles en contra en dos partidos era remarcable, e incluso fue el eje central de la nota de Fieramanía sobre el juego.
Pero apenas al partido siguiente, cinco días después, el entrenador esmeralda no dudó a la hora de señalar a sus futbolistas por la derrota ante Santos.
“Yo no pedí al equipo defender tan bajo. Grité y grité hasta no poder más. Era para defender el bloque, ni siquiera era para subir o presionar al adversario en su salida, pero sí era hacer un bloque intermedio, gestionar el espacio atrás que no fuera tan amplio, pero juntar el bloque alto. El problema es que bajamos y nos expusimos a defender encima del área, algo que yo no he pedido”, explicó la noche de ayer en Torreón.
Bastaron nueve jornadas y tres derrotas consecutivas para que el entrenador portugués cambiara su discurso. Y si bien se hizo responsable por el cambio en el planteamiento con la línea de tres centrales, la realidad es que acusó a los jugadores de no seguir sus órdenes y replegarse más de lo deseado.
Entre el señalamiento directo a sus futbolistas, y la polémica por el no festejo del gol de Fidel Ambriz, el duelo contra Santos parece ser el punto más bajo de la gestión de Paiva, aún por encima de las recientes goleadas en contra.
Y es que luego de las derrotas, el cuerpo técnico realizó cambios drásticos e importantes en el planteamiento y su once inicial, pero ni eso fue suficiente como para cambiar la tónica del equipo.
La Fiera parece caer en las arenas movedizas de la desesperación, donde por más movimientos y por más intentos haga para salir de la crisis, parece que lo único que logra es hundirse más y más rápido.
Y todavía falta la visita de este domingo a Pachuca para terminar una doble jornada que pinta catastrófica.
Justo en el ecuador del torneo, parecía el momento perfecto para dar un golpe de timón y comenzar el repunte, pero en vez de eso, la Fiera sigue perdiendo partidos y cayendo en la tabla. Y lo que es peor, poco a poco comienza a perder la confianza de su afición, y al parecer, hasta de sus propios futbolistas.
Ya solo queda apelar al orgullo, al sentido común y a la dignidad para soñar con una mejora, y recordar que gracias al sistema del futbol mexicano, la Fiera sigue apenas a un punto de distancia de la zona de clasificación.