Créanlo: Elías está de regreso

Había quien todavía lo dudaba. No querían creer lo que veían sus ojos. “Ya no es el mismo”, decian. “Está más viejo”, gritaban. “Ya no le da el físico”, esgrimían. Pese a que estaba ahí, en la misma banda derecha de toda la vida, ellos no querían creerlo.
Pero este jueves en Querétaro, el 'Patrullero' les abrió los ojos. Con una actuación redonda, Elías Hernández nos recordó cuánto extrañábamos ese descaro, esa enjundia y ese valor que solo nos dan los extremos puros. Fue un golpe de nostalgia y ahora queremos más.
De la mano del talentoso volante esmeralda, la Fiera pudo sobreponerse a un rocoso Querétaro que se ahogó bajo la lluvia del Bajío, y sumó su segunda victoria consecutiva de la era Holan, con un equipo que poco a poco va tomando forma.
Luego de su primera victoria frente a Tijuana, el entrenador argentino decidió no dejar nada al azar. Aventó de inicio a su mejor once, el que seguramente se estuvo saboreando desde hace tres meses, cuando fue anunciado como nuevo entrenador esmeralda, pero que por distintos motivos no había podido alinear.
Y esta no fue la excepción, pero pese a las ausencias de Luis Montes y Fernando Navarro por lesión, Holan puso toda la carne en el asador. Sin importar que apenas reportaron esta semana, Rodolfo Cota y Santiago Colombatto partieron como titulares, así como los tres refuerzos estrella: Santiago Ormeño, Omar Fernández y Elías Hernández. La Fiera, paso a paso, va encontrando su mejor versión, pero aún está lejos de la perfección.
Querétaro dominó la primera mitad y los verdes se crecieron solo hasta que cayó el gol en una jugada casi fortuita. El equipo por momentos da pinceladas de la orquesta que pretende el estratega argentino, pero aún se tropieza, incapaz de mantener el ritmo, pese a los intentos de sus músicos que no se cansan de tocar.
De hecho, tipos como Iván Rodríguez, Omar Fernández o hasta Ramiro González ya parecen entender la música y comienzan a seguir el compás.
Pero la noche de ayer fue un solista el que se robó la noche. El 'Patrullero' sintió de nuevo el fuego dentro de su pecho, el calor de los reflectores, el odio de la afición rival. Lo sabe: el verde y blanco le sientan de maravilla, y debía tomar las riendas. No fue solo el gol, que de entrada valió tres puntos, fueron también el arrojo y el atrevimiento, la entrega y la pasión. Porque ese beso, a diferencia de otros más falsos y vulgares, sí se sintió verdadero.
Créanlo, incrédulos del mundo: Elías Hernández está de regreso.