Con este León todo es posible

10 Nov, 2019
leon toluca festejo
Hugo Huerta

Fue al minuto 80. La gente, vuelta loca, insaciable, pidió a gritos a su ídolo. Lo querían de vuelta, otra vez enfundado en la playera esmeralda con la que tantas veces alcanzó la gloria.

Después de un año y nueve meses volvió Ignacio González a las canchas, y lo hizo con una goleada que le da al Club León el pase a la liguilla, y a su hinchada la ilusión de que el título está a su alcance.

Porque la noche de este sábado pasó todo lo que tenía que pasar para que el aficionado esmeralda recuperara la fe. La goleada ante Toluca demostró que el equipo entiende que ya no es tiempo de especulaciones, y que están listos para competir y ganar.

Es cierto, el rival venía a menos, pero por eso mismo el León tenía la obligación de arrollar. Lo hizo a pesar de las bajas y los inconvenientes, y comprobó que nadie los puede dar por vencidos.

Esa era la última certeza que necesitaban los aficionados, una última prueba de solvencia y superioridad. Por eso dejaron atrás los abucheos y los convirtieron en vitores; por eso se entregaron completamente a sus ídolos y a su máximo profeta; por eso convirtieron al Nou Camp en una caldera hirviente, donde parece que nadie nunca más podrá volver a ganarles.

Esas son las ilusiones que dejó uno de los mejores partidos del Club León en la temporada. Ante las adversidades, tipos que parecían condenados al ostracismo se erigieron como protagonistas en medio de un contexto desastroso. Iván Ochoa y Miguel Herrera Equihua solventaron la prueba más complicada que habían tenido desde que se vistieron con el esmeralda, y de su solidez dependió la clasificación.

Después, el destino les sonrió a los verdes, y permitió que todo lo que podía salir bien, saliera bien. La ofensiva recordó su instinto de cazadores salvajes, el olor a sangre y el hambre por goles, y se despachó ante una presa que ya venía herida.

Cuatro goles que incendian los corazones verdiblancos, y que nos hacen pensar que un futuro mejor es posible; un futuro ideal en el que los lesionados se recuperarán, donde el equipo entrará como un bólido a la liguilla, y donde el campeonato nos esperará al final de un camino de trabajo y sacrificios.

Anoche, en el Nou Camp, el Club Léon volvió a enamorar a su pueblo. Fue casi poético, el regreso del gran capitán y referente, que superó casi dos años de sufrimiento para volver al campo y liderar a su gente a una última batalla, a una última guerra por el título.

Porque a pesar de las lesiones, a pesar de los azares de la liguilla y la incertidumbre de lo que pueda venir, anoche el pueblo esmeralda recuperó un sentimiento que habían olvidado, y es que cuando Ignacio González está en la cancha, todo, absolutamente todo es posible.

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