Así se vivió la inauguración del Nou Camp

01 Feb, 2023
estadio leon inauguración
Solera Leonesa

Un día como hoy pero de 1967, el Club León dio el que pasaría a la historia como su acto más ambicioso, porque un día como hoy inauguró su propio estadio: el estadio León.

El mítico inmueble que aún hoy alberga al equipo, fue levantado de la nada en el corazón de la ciudad con la misión de acoger a más aficionados y dar un impulso anímico y también económico a la que ya era una de las instituciones más ganadoras del futbol mexicano.

¿Pero qué tanta expectación había por el nuevo recinto? ¿En realidad era necesario un nuevo estadio en la ciudad?

“Sí, realmente ya el estadio de La Martinica era inadecuado, era muy incómodo, sobre todo el área de baños, y se dio ese gran paso, y sobre todo ya se sabía por los consejos del señor Pedro Pons, que se tenía que dar ese paso para que la sede de León fuera tomada en cuenta para la Olimpiada de 1968, entonces sí se tomó con mucha alegría que se haya construido ese estadio con la ayuda y el esfuerzo de todos”, afirma el doctor Primo Quiroz, exdirectivo del León que vivió en esos años el proyecto del nuevo estadio, desde su construcción hasta su inauguración, y que se remite 55 años al pasado en entrevista exclusiva para Fieramanía.

El doctor explica que a mediados de los sesentas, el Club León entró en una profunda crisis económica que condicionaba al equipo tanto en su rendimiento deportivo como en su funcionar diario, y fue precisamente esto lo que provocó que la directiva decidiera apostar solo por jugadores mexicanos, para no gastar en fichajes del extranjero, dando pie al nacimiento del 'León Mexicanizado'.

Así, en medio de la crisis económica y con miras a los Juegos Olímpicos de 1968 y el Campeonato Mundial de 1970, los directivos Alfonso Sánchez López, su hermano Alfredo, y don Manuel Ortega Barroeta, emprendieron el proyecto del nuevo estadio, que comenzó a construirse en febrero de 1965.

“(El estadio) Fue producto del esfuerzo de los aficionados, porque venía pasando una crisis económica y deportiva el equipo, y entonces se tuvo la iniciativa del señor Alfonso Sánchez López, su hermano Alfredo, y Manuel Ortega Barroeta, y pensaron que esa podría ser la solución a los problemas económicos en ese momento”, explica el doctor.

Así comenzó el proyecto, y por sobre la apremiante situación económica de la institución, la sociedad leonesa fue clave para que el Nou Camp se levantara y viera la luz.

“Se dieron a la tarea de primero conseguir el terreno, ahí la directiva tuvo el apoyo del gobernador Juan José Torres Landa, que inmediatamente les dio el terreno, y ellos empezaron a trabajar para vender palcos y plateas, y con esa participación de los aficionados se construyó el estadio León”.

Así, mientras el modesto Club León 'mexicanizado' asaltaba la primera división mexicana y conseguía alzar la Copa México 1966-67, los aficionados respondieron en las taquillas, y comenzaron a adquirir butacas para financiar el nuevo inmueble, mismas que se ofertaban en los periódicos a 165 pesos mensuales.

“Fue una venta muy rápida, la afición respondió inmediatamente y se pudo sacar el problema económico del equipo de aquel tiempo, que era de dos millones de pesos, y se pudo pagar la deuda y se pudo salir adelante con el estadio”.

Pese a que hubo un duelo de preinauguración en octubre de 1966 para recaudar más fondos para completar la construcción, la fiesta se reservó para el primero de febrero de 1967, cuando el Santos de Pelé se enfrentaría al River Plate de Amadeo Carrizo y Ermindo Onega para inaugurar oficialmente el nuevo estadio León.

El duelo se comenzó a publicitar en los periódicos desde mucho tiempo antes, y para el siete de enero de 1967 ya se empezaban a publicar perfiles de las distintas estrellas del futbol mundial que visitarían la ciudad.

Una semana antes del duelo, el 24 de enero, se anunciaban los “sensacionales juegos” que inaugurarían el estadio, aunque Pelé se llevaba todos los titulares.

Dos días después, el 26 de enero, Pelé aseguraba que nunca se iría del Santos, y esta declaración era aprovechada para darle más espacio al juego en los medios locales, mientras que al mismo tiempo se anunciaba el costo de los boletos para presenciar no solo la inauguración, sino el duelo posterior entre León y River, pase que costaba 100 pesos en sombra y 40 pesos en sol.

Para el domingo 29 de enero, la expectativa estaba al límite, y la nota en El Heraldo advertía “Miles de aficionados” para la inauguración, además de que ese mismo día se confirmaba que Salvador Reyes había sido prestado por el Guadalajara y jugaría con León el duelo contra River Plate.

El lunes 30 de enero se advertía que ese día llegaría Pelé a León, mientras que el martes 31 ya se anunciaba con emoción que el duelo sería mañana, es decir, el miércoles primero de febrero.

También un día antes del juego se publicó un comunicado en el que el Club León pedía a las fábricas y empresas de la ciudad facilidades para que sus empleados acudieran a ver el partido, y también se emitió un anuncio que revelaba que el duelo solo sería televisado para la Ciudad de México.

Finalmente llegó el día, el primero de febrero, y la portada del Heraldo mostraba en su parte superior una gran leyenda en tinta roja que advertía: “¡Hoy el gran juego para inaugurar el estadio León!”, mientras presentaba a Pelé y Amadeo Carrizo en su portada, además de que en interiores mostraba perfiles de los jugadores de los dos equipos.

También aparecieron las felicitaciones por la inauguración, principalmente una gran felicitación a dos páginas de parte de la empresa que construyó el estadio, Constructora Arva, pero también mensajes de ánimo y celebración de parte de la Promotora de Ventas S. A. y de la Cervecería Cuauhtémoc.

Por su parte, el Club León también aprovechó para agradecer en una página al gobernador Juan José Torres Landa.

Para el día después, el jueves dos de febrero, la portada rezaba nuevamente en tinta roja: “El Estadio León, Monumento a la Laboriosidad del Leonés”, y presentaba diversas fotos de la fiesta que se había celebrado en el flamante inmueble, con todo y fuegos artificiales incluidos.

Y también ese día aparecieron en los periódicos de la ciudad las felicitaciones de importantes instituciones como la FMF, empresas o hasta otros equipos, como Morelia, Pumas o Cruz Azul, que mandaron sus felicitaciones al equipo leonés, e incluso los eternos rivales esmeraldas como el Irapuato y la Unión de Curtidores se unieron a los festejos por el Nou Camp.

Y hasta el periódico El Heraldo presumió un autógrafo que les había dejado el Rey Pelé tras su visita.

“Fue una fiesta, los federativos mexicanos vinieron y empezaron a llegar comisiones de la FIFA para ver si se iba a cumplir con el compromiso para que León fuera subsede del mundial”, recuerda Primo Quiroz.

El doctor apunta que el cambio de estadio se notó tanto en lo práctico como en lo emocional, porque cuando los aficionados llegaban y se sentaban en las butacas que habían pagado de su bolsillo, sentían ese inmueble como propio, como si fuera su segunda casa.

“Mucha más comodidad, y muchos aficionados estamos orgullosos de ese estadio, porque cuando cooperas para hacerlo, pues lo sientes más tuyo”, añade. “Es un patrimonio de la ciudad”.

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