Todo depende del TAS

Llegó el día. El Club León por fin tuvo su audiencia con FIFA ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en francés), en la que expuso sus argumentos para sostener su participación en el Mundial de Clubes 2025.
La decisión está en vilo, y ahora ya sólo queda esperar que la máxima autoridad en el deporte entregue su veredicto, último e inapelable, y que se daría al día siguiente, el martes 6 de mayo.
El problema es que la decisión que se tome en Lausana, Suiza, definirá el futuro del cuadro esmeralda no sólo en el Mundial de Clubes, sino también en la recta final de la Liga MX y el futuro a mediano plazo del club.
Hoy por hoy, tanto Eduardo Berizzo como sus jugadores, aseguran estar centrados en la única certeza que tienen: los cuartos de final ante Cruz Azul, y dicen que dejarán que la directiva sea la que trabaje el tema del Mundial y el TAS.
Pero resulta irreal que el equipo pueda aislarse de algo tan importante y que definirá el destino de su temporada. Berizzo, por ejemplo, cuyo contrato termina en el último partido de este semestre, ¿podrá abstraerse de la polémica del Mundial sabiendo que de eso depende si tendrá un mes más de trabajo o su eventual renovación?
Tipos como James Rodríguez, Jhonder Cádiz o Stiven Mendoza, que seguramente contarán con ofertas para cambiar de equipo, o casos como el de Andrés Guardado, que estiró su carrera para disputar la justa internacional, muy difícilmente podrán dejar de lado lo que sucede en los tribunales suizos.
Y lo peor es que en este momento, la moneda está en el aire, y mucho de lo que suceda ante la Máquina depende directamente de la decisión del TAS.
Si mañana se anuncia, por ejemplo, que la Fiera sí acudirá al Mundial de Clubes, el envión anímico en la plantilla, pero también en la afición y en general en todo el entorno esmeralda, convertiría a la Fiera en una fuerza imparable, y casi automáticamente los verdes pasarían a ser fuertes candidatos al título.
Pero, por el contrario, si se ratifica su eliminación de la competencia internacional, los ánimos terminarían de desplomarse, y aunque la liga local quedaría como la última oportunidad de trascender, la realidad es que el impacto emocional sería prácticamente condenatorio.
Hoy, el destino a corto y mediano plazo del Club León no está en sus manos, sino en las manos de un grupo de magistrados al otro lado del mundo que determinarán si una de las organizaciones más grandes (y corruptas) del mundo, la FIFA, logrará atentar contra sí misma y descalificar a un equipo que ganó un torneo oficial partido a partido bajo unas reglas que en ese momento ni siquiera existían.
No queda nada más que esperar con las ansias a tope y el cirio encendido, porque todo depende del TAS.