Tadeo Estrada: hay que saber llevar a nuestros chicos
En medio de la clara mejora que tuvo el Club León tras la llegada de Eduardo Berizzo, la mayoría de los futbolistas de su ofensiva, como Jhonder Cádiz, Luciano Cabral, Diego Hernández o hasta Steven Mendoza, acaparan las palmas de la afición esmeralda, que los erige como la gran esperanza para la remontada de la tabla en lo que resta del torneo.
Sin embargo, mucho más lejos del gol y los reflectores, un chico sonorense de apenas 21 años cumplidos consiguió, en apenas tres partidos como titular, ganarse el reconocimiento de muchos de los seguidores verdiblancos.
Y no es para menos. Tadeo Estrada cumple con una labor que implica desde la recuperación de balones hasta el comienzo de las ofensivas, trabajo que no solo es crucial para balancear el esquema, sino que también potencia el trabajo de sus compañeros, sobre todo permitiendo la liberación de Andrés Guardado como mediocampista mixto, pero que además brinda soporte para las descolgadas de Cabral o Hernández, que suelen pasearse en los linderos del área enemiga conocedores de que el juvenil les cubre las espaldas metros atrás.
Esto no pasa desapercibido para el ojo clínico de una afición tradicionalmente futbolera como la de la Fiera, que además encontró en Tadeo al heredero de su última golondrina, aquella que recién emprendió el vuelo hacia otros bosques más al norte, y que nos dejó huérfanos de ídolos de casa: Fidel Ambriz.
Justo por la misma zona por la que se desenvolvía Fidel, Tadeo recoge el cariño que la fanaticada esmeralda entregó durante los últimos años a su hijo pródigo, y ahora es él quien se erige como nuevo recipiente de la esperanza a futuro del cuadro zapatero.
Pero a pesar de la calidad probada que ya demostró en el campo de juego ante rivales complicados como Tigres o América, la realidad es que no podemos dejar de lado el hecho de que todas estas buenas sensaciones derivan de una mísera muestra de tres partidos y un ratito más ante Cruz Azul.
Se trata de apenas 277 minutos que se maximizan quizás por las penas sufridas en los últimos meses, o por la necesidad de aferrarnos a un atisbo de fe que nos permita soñar que si hoy mendigamos un lugar en el play-in, mañana podremos exigir resultados en el Mundial de Clubes.
Sea cual sea la razón, la moderación es oportuna. Si bien se trata de personas y contextos diferentes, sabemos León puede ser el lugar correcto para nutrir el talento de una semilla hasta que crezca y termine por florecer, como ocurrió con Fidel; pero también puede ser un lugar de estancamiento y opresión, como pasó con Iván Rodríguez luego de su meteórica irrupción en 2019.
O en el peor de los casos, el Bajío puede llegar a ser una prisión sin salida, como le pasó a la otra perla que surgió a la par de Ambriz, Saúl Zamora, quien tuvo que escapar hacia Guadalajara en busca de su libertad, y donde hoy es titular y pieza clave en el Tapatío sublíder de la Liga de Expansión.
Tan solo en los últimos años, las historias de los juveniles esmeraldas nos demostraron que no todo está escrito, y menos luego de verlos apenas 277 minutos sobre el campo de juego. Tadeo tiene calidad probada para emocionar a la afición y potencial para convertirse en uno de los pilares del León de Berizzo, quien podría llevarlo hasta alturas que nadie imaginamos. Pero vayamos con calma, que hoy por hoy lo único seguro es que la prisa nunca es buena consejera.