Rodrigo Fernández: ¿culpable o inocente?
El torneo terminó pronto para el Club León. Luego de los empates ante Atlas, Toluca y Mazatlán, además de la derrota ante Monterrey, la Fiera le dijo adiós a sus aspiraciones de play-in y vio finalizada su participación en el torneo Apertura 2024.
Es por ello que en estos días las redes sociales de jugadores y cuerpo técnico se llenaron de fotografías de viajes, playas, fiestas, encuentros familiares y celebraciones, pues todos aprovechan las breves vacaciones antes de tener que volver a la rutina, a la pretemporada, y antes de que comiencen a preparar lo que será uno de los semestres más importantes de la historia de la institución.
Pero es justo este periodo de aparente tranquilidad y descanso cuando el segundo hombre más importante del proyecto deportivo del Club León comienza a moverse en pos de tomar las decisiones que definirán el futuro de la institución.
Y es que, como ha sido a lo largo de 13 años, Rodrigo Fernández vuelve a tener en sus manos el destino del plantel verdiblanco... o por lo menos eso aparenta su puesto.
Fernández ya estaba en el organigrama directivo del Club León en septiembre de 2011, cuando el mediático enfrentamiento entre el entonces vicepresidente del equipo, Francisco Gabriel de Anda, y el entrenador Milton Queiroz da Paixao “Tita”, les costó el puesto a ambos.
En ese contexto, y siendo prácticamente un desconocido con un pasado modesto en el futbol profesional y con apenas unos años de experiencia directiva en los Lobos BUAP, Rodrigo dio un paso al frente y asumió las riendas del proyecto deportivo del Club León, quedando jerarquicamente sólo por debajo del presidente Jesús Martínez Murguía.
Y es que a pesar de su perfil modesto, el nuevo director deportivo esmeralda tenía algo que pocos más podían presumir: la entera confianza de la familia Martínez.
“Los valores que maneja la institución son los que a mí me han formado, como el ser agradecido, leal, disciplinado, que eso lo tiene la familia Martínez Murguía”, dijo en una entrevista para la revista Líderes Mexicanos en agosto del 2022.
En esa charla también explicó parte de sus funciones como la mano derecha de la presidencia, y dejó claro que además de fomentar la identidad e idiosincracia de la institución en todos los niveles de la estructura deportiva del equipo, los resultados también pasan por él.
“Como director deportivo sigo la política de la institución, de mi presidente, la cual debe de permear hacia abajo, hacia el director técnico, el cuerpo técnico, los jugadores, además de los otros equipos que tenemos en distintas categorías. Los perfiles, la identidad del club, todo esto es algo que tengo que transmitir”, dijo.
“En el caso del primer equipo, conozco esta labor por parte del director técnico y de su equipo, a lo cual se suman los objetivos de la presidencia, que marcan un camino. Lo fundamental de mi papel es conseguir que juntos vayamos por ese camino, sin que haya órdenes, o posturas rígidas. Los resultados deportivos van de la mano conmigo, y el director técnico busca resultados que suman para bien de la institución. Mi labor es muy importante entre la presidencia y los entrenadores y los jugadores” , añadió.
Estas palabras parecen alejarse del perfil bajo que Rodrigo ha mantenido a lo largo de sus años en León, pues a pesar de que suele hablar con los medios de comunicación cuando se le solicita, prefiere alejarse de los reflectores y las polémicas, y opta por pasar desapercibido, como si por su oficina no se movieran los hilos que manejan a la institución.
Y es que, aunque su nombre sale a relucir casi exclusivamente en medio de las crisis y malos momentos, debemos reconocer que si le ahincamos esa responsabilidad en las etapas complicadas, también deberíamos darle el mismo peso a la hora de los éxitos, pues ya era el segundo al mando en el ascenso, el bicampeonato, las doce victorias, el octavo título y el primer campeonato internacional oficial del equipo: la Copa de Campeones de la Concacaf de 2023.
Hoy por hoy, la realidad es que el perfil bajo de Rodrigo Fernández cumplió su cometido, y no sabemos realmente cuánto influye en aspectos como el armado del plantel, la elección de los cuerpos técnicos, la renovación o el cese de jugadores y demás aspectos que le asumimos a la dirección deportiva que presume, y que son cruciales para el funcionamiento del equipo en el panorama más amplio.
Lo único que sabemos es que al menos un porcentaje de todas esas decisiones pasan forzosamente por él, y que tiene alguna influencia en la decisión final, misma que por jerarquía le corresponde al presidente.
Ahora Rodrigo Fernández enfrenta una nueva ventana de fichajes, pero no cualquiera, sino la que definirá el plantel que disputará el Mundial de Clubes de 2025, que podría ser el torneo más importante en la historia del equipo.
Y como ha sido a lo largo de su carrera en León, Rodrigo Fernández será juzgado si el equipo fracasa, pero ignorado si lo que depara es el triunfo. ¿Culpable o inocente? Como el gato de Schrödinger de la física cuántica, hoy Rodrigo es ambas cosas, y no será hasta abrir la caja en julio del próximo año cuando la afición, los medios, y quizás la historia, dicten su sentencia.