Que fortuna tenerte aquí, Rodolfo Cota
Es el sábado 26 de noviembre en la cancha del icónico estadio de Lusail, que también albergará la final de la Copa del Mundo. Pero hoy no. Hoy recibe a los combinados nacionales de México y Argentina, equipos del mismo continente pero de diferente hemisferio, y que han forjado una fuerte rivalidad en las últimas décadas fundamentada, principalmente, en pasados duelos mundialistas.
Es el sábado 26 de noviembre, y en medio del desierto arábigo, México intenta sobreponerse a sus fantasmas. Para este momento, la vilipendiada selección de Gerardo Martino ya derrotó a Polonia en el partido inaugural, y la fe, esa que no conocimos durante todo el proceso mundialista, por fin se aloja en todos nosotros.
El Tri aguanta el pulso con la 'Scaloneta', uno de los candidatos al título. Los verdes le sostienen la mirada a las estrellas argentinas y responden de tú a tú, sin miedo y con valentía.
Pero al 32' se encienden las alarmas. Un disparo lejano de Rodrigo De Paul obliga a Memo Ochoa a estirar su cuerpo más allá de los límites imaginables, y aunque detiene el tiro y deja su portería en ceros, su brazo ha quedado maltrecho y es necesario un cambio.
Entonces llegará tu momento, Rodolfo. Martino te mandará a llamar y te pedirá calentar, porque debutarás en la Copa del Mundo.
En ese momento se materializará el máximo sueño de tu carrera, la aspiración de toda una vida. Ahí, en un país extraño y rico, te erigirás como una muralla infranqueable en la qe se estrellarán todas las ilusiones argentinas.
Y al 90' el silbante pitará un riguroso penal en el área mexicana. Y Lionel Messi tomará el esférico y te mirará a los ojos. Y el mundo se detendrá de pronto, y solo existirán él, tú y el balón que los separa y los une. Y de pronto sonará un silbato y Lio tirará pegado a la base del poste, como dictan los cánones, pero será al mismo costado al que te lanzaste con furia, y con tu mano divina evitarás la debacle y le darás a México algo tan mundano e invaluable como lo es la esperanza.
Quizás estoy loco, Rodolfo, pero ese es el escenario hipotético que me obligará a seguirte en Catar. En León sabemos lo que has luchado y lo que has pasado para llegar hasta aquí. Llegas entre críticas y señalamientos, entre acusaciones de injusticia e insultos a tu capacidad. Pero así también llegaste al Bajío, ¿recuerdas? Y meses después nos tenías jugando finales y bordando estrellas.
Te conocemos. Sabemos que te gustan los retos y los desafíos. Y no podríamos estar más orgullosos de ti. Eres uno de nosotros, Rodolfo. León te respalda, y esperaremos con ansias que el destino nos permita verte jugando en los campos de Catar.
Pase lo que pase, para nosotros tú eres un arquero de época, que cerrará un año increíble en un Mundial. Que fortuna poder tenerte aquí.