Mucho tiempo después, por fin volvieron a acertar...
Poco a poco, luego de un triunfo y dos empates, el Club León parece comenzar a salir de la mala racha en la que se hundió no solo este torneo, sino todo este año calendario, y ahora esperan rescatar al menos el pase a la liguilla en los últimos seis encuentros de la temporada.
Hoy, ya con nuevo técnico y a cinco puntos de distancia del décimo puesto y la clasificación al play-in, la Fiera despierta alguna ilusión entre su maltrecha afición, que pese los golpes y decepciones, aún espera que el equipo compita y recupere el orgullo que hasta ahora había sido mancillado.
Y buena parte de esas esperanzas yacen en apenas cuatro futbolistas, todos refuerzos llegados hace menos de cuatro meses a la ciudad, y todos esgrimiendo el futbol desacomplejado y audaz que tenía mucho tiempo sin dejarse ver en el césped del Nou Camp.
Se trata de Jhonder Cádiz, Luciano Cabral, Diego Hernández y Steven Mendoza, entre quienes se reparten seis de los once goles que marcó hasta ahora el equipo, cuatro de las ocho asistencias registradas, y que lideran también en rubros como disparos a puerta, grandes ocasiones creadas y pases clave (pases que terminan en disparos) por partido.
Sin embargo, más allá del buen rendimiento en cancha que atraviesan, los cuatro sirven para restituir la confianza en una directiva golpeada por los errores y las decisiones equivocadas que le costaron parte de la confianza de la fanaticada.
Porque prácticamente desde el pobre armado del plantel previo al Mundial de Clubes 2024, pasando por la elección de Jorge Bava para sustituir a Nicolás Larcamón y la llegada de refuerzos por lo menos cuestionables como Borja Sánchez, Alan Medina o Gonzalo Napoli, la gente de León comenzó a apuntar sus cañones no solo contra Grupo Pachuca, sino también contra sus rostros visibles en la ciudad: el presidente Jesús Martínez Murguía y el director deportivo Rodrigo Fernández, quienes detrás de Jorge Bava, cargaron con el peso de las críticas y señalamientos de la afición en medio de este año de fracasos.
Pero a pesar de esto, ambos entendieron que una reestructuración profunda en la plantilla era necesaria, y pese a que la medida sería intrínsecamente impopular debido a que implicaba la partida de pesos pesados como Rodolfo Cota, William Tesillo o Ángel Mena, reconocieron que no se podía esperar más, y no se tocaron el corazón para renovar el plantel.
Ahora, luego de comerse los reclamos y el escarnio de la afición, es necesario reconocer que al menos Jhonder, Diego, Cabral y Steven fueron aciertos de la directiva esmeralda, y se erigen como los pilares fundacionales del nuevo Club León.
Contrario al año pasado, cuando la plantilla de los verdes pareció debilitarse previo al Mundial de Clubes, ahora ellos cuatro lucen como los principales argumentos para la trascendencia de la Fiera en el torneo de 2025, sobre todo con la ilusión de que aún habrá al menos un mercado de pases para apuntalar cualquier hueco en la plantilla y llegar, ahora sí, con un cuadro competitivo a la justa mundial.
Ya solo resta saber si el resto de los jóvenes fichados en el pasado mercado, como Salvador Reyes, Jordy Alcívar, Tadeo Estrada, Ettson Ayón o Jesús Hernández, estarán a la altura de las exigencias de un Club León que busca renacer y volver a competir por la Liga MX y la Concachampions, pero por lo pronto, y luego de interminables insultos y cuestionamientos, debemos reconocer que Jesús Martínez y Rodrígo Fernández por fin volvieron a acertar.