Nos queda el consuelo del bicampeonato
Era 22 de abril del 2014, hace casi siete años. El Club León dejó todo al enfrentar a un rocoso y conservador Bolívar de Bolivia, e incluso batalló los últimos 90 minutos en La Paz, a 3 mil 579 metros sobre el nivel del mar y con un hombre menos en la recta final, pero no pudo derrotarlos. Empataron a tres en el global y los verdes quedaron eliminados de la Copa Libertadores en la primera ronda de eliminación directa, es decir, los octavos de final.
En ese entonces, luego de haber sumado la sexta estrella frente al América, la gran ilusión de la fanaticada esmeralda era la Copa Libertadores, el torneo de clubes más importante del continente americano, y en el que el León esperaba hacer historia.
No fue así, y se habló de fracaso. Los jugadores perdieron la motivación y en liga las cosas no pintaban mejor, pues debido a que la prioridad se había puesto en la Libertadores, en la Liga MX Gustavo Matosas había optado por cuadros alternativos plagados de juveniles, por lo que a una jornada de que terminara el torneo, marchaban en la posición número 12 de la tabla con 20 puntos.
Con ese escenario, el León tenía que vencer a Xolos en Tijuana y que Atlas, Morelia y Chivas no ganaran sus partidos en la última jornada; una combinación de resultados que parecía improbable, y en una anécdota revelada después, los propios jugadores confirmaron que no pensaban calificar y que ya habían comprado boletos de avión para salir de vacaciones.
Pero León derrotó a los Xolos por 1 – 2 en la frontera y Atlas, Morelia y Chivas no pudieron ganar sus encuentros, por lo que la Fiera se metió inesperadamente a la 'Fiesta Grande' en el octavo puesto, y haría historia convirtiéndose en bicampeón luego de derrotar a Pachuca en la final.
Todo esto viene a cuento porque luego de la eliminación en los octavos de final de la Concachampions frente a Toronto, los aficionados verdiblancos esperamos que León repita esa historia: que se repongan de la derrota y la debacle continental para después arrasar en la liga y conseguir su segundo campeonato consecutivo.
Esperamos que los verdes transformen su dolor y frustración en motivación y que logren bordar una estrella más, la novena, por encima del escudo de su uniforme.
No suena descabellado. Incluso el año pasado, cuando también se fracasó en la Concachampions tras caer frente a LAFC, el León parecía encontrar su mejor futbol en la liga local, pero justo en ese momento llegó la pandemia, se suspendió el torneo y ya no supimos hasta donde hubieran llegado los verdes con ese impulso.
Con estos ejemplos parecería que las derrotas internacionales siempre impulsan al León en liga, aunque tampoco es una certeza, porque luego del bicampeonato del 2014, el León de Matosas fracasó en la fase de grupos de la Concachampions 2014-15, donde no pudo derrotar al Herediano de Costa Rica, y en aquella ocasión la eliminación continental no sirvió para levantar en liga, pues ni siquiera pudieron calificar a la liguilla.
De cualquier modo, el León de Ambriz se ha quedado sin excusas y ahora es su responsabilidad enfocarse en la Liga MX y trascender. Luego de un pésimo arranque, parece que la clasificación es inminente, por lo menos al repechaje, por lo que la misión es buscar el bicampeonato a toda costa.
Para nadie es un secreto que el primer objetivo del León era el torneo internacional, y la decepción y el fracaso no podrán borrarse. Pero si no podemos dominar el continente, igual nadie nos quitará el consuelo de seguir siendo el mejor equipo de todo México.