Nos faltaba la 'Garra Charrúa'
El Club León hizo oficial el traspaso de Nicolás Sosa, delantero uruguayo prácticamente desconocido en la Liga MX, pero que traerá de regreso al Bajío un bien intangible que desde hacía mucho tiempo se había ausentado del equipo: la garra charrúa.
Porque detrás de este atacante sudamericano, están los buenos precedentes que dejaron sus compatriotas en León, donde Matías Britos, Nelson Sebastián Maz o Mateo Fígoli se convirtieron en ídolos de la afición esmeralda tanto por su calidad dentro del césped como por su entrega e intensidad.
El último caso, el de Britos, pinta muy parecido a como ahora llega Nicolás Sosa.
Britos llegó a León de 23 años también como un desconocido, y provenía del modesto Defensor Sporting, donde marcó 13 goles en la temporada 2011-12 antes de llegar al Bajío.
Por su parte, Nico Sosa también tiene 23 años, también proviene de un club modesto como Racing de Montevideo, e incluso supera el número de goles con el que llegó Britos, pues Sosa marcó 16 veces en el año calendario del 2019.
La apuesta parece similar, y más que goles, que por supuesto son importantes, el gran valor que tendrá que demostrar Sosa es el aporte de garra y entrega que siempre representó Matías Britos.
Pero antes que Britos, Nelson Sebastián Maz ya había demostrado que los goles y el sacrificio eran factores imprescindibles del carácter uruguayo.
Maz ya llegó a León con un nombre, por lo menos en la división de ascenso, donde fue el verdugo de la Fiera en la final del Bicentenario 2010 con Necaxa, y antes en la Final de Ascenso con Indios de Ciudad Juárez en 2008.
Por eso fue criticado a su llegada, pero a base de trabajo, de no dar balón por perdido, y de goles, Maz acabó por enamorar a la hinchada verdiblanca. Al final, fue uno de los pilares del ascenso, y fue el mejor goleador del equipo en su primer temporada de regreso en la Liga MX. Inclusive se adaptó tan bien a León que se quedó aquí, y hoy funge como auxiliar técnico del Club León Sub-15 al lado de su compatriota y también exdelantero esmeralda, Héctor “Coco” Giménez.
Finalmente, y un par de años más atrás, fue Mateo Fígoli el charrúa que ilusionó a la grada del Nou Camp. El creativo uruguayo demostró tener temple y atrevimiento en sus piernas, además de la sangre caliente característica de su tierra, y que lo ayudó a llevar a la Fiera hasta la final del Bicentenario 2010, donde cayeron derrotados por el Necaxa de Maz.
Ahora Nicolás Sosa tendrá la misión de refrendar el buen sabor de boca que han dejado los últimos uruguayos en León, y lo hará desde el anonimato con el que aterriza en el Bajío.
Por ahora, las críticas se han desatado porque su nombre dista mucho de los de Enner Valencia o Silvio Romero, quienes sonaban entre la afición, pero el trabajo que los uruguayos hicieron previamente con la Fiera le dan por lo menos el derecho al beneficio de la duda.
Lo cierto es que la temporada pasada, en los cuartos de final ante Morelia, se demostró que a este Club León le faltaba sangre, garra y disposición para encarar esos partidos que se transforman en campos de batalla.
Ahora la esperanza de que esto cambie se llama Nicolás Sosa, que deberá corroborar que es un soldado raso que no teme sacar el fusil y salir a guerrear cada balón en el césped, como lo hicieron sus compatriotas antes que él. Solo el tiempo lo dirá.