Nacho Ambriz: carta de un reencuentro
La verdad es que ya no sé como hablarte. No sé si tengo que referirme a ti de “tú” o “usted”. No sé si las heridas han sanado y la confianza se ha recuperado desde la última vez que nos vimos.
No fue bonito, ¿lo recuerdas? No fue el final que merecía lo que habíamos construido juntos. Nos enojamos, nos gritamos, dijimos cosas que nunca debimos decir. Nos herimos, dijimos adiós y nos fuimos en busca de nuevos amores.
Y hoy estamos aquí, casualidades de la vida, los dos con el corazón roto, desubicados, lejos de nuestros mejores tiempos. ¿Recuerdas cómo éramos juntos? La verdad es que aunque intentó superarlo, yo siempre termino por recordar cuando éramos la pareja perfecta, la envidia de la sociedad. Recuerdo sus miradas de envidia y celos, y nosotros en el centro del baile, regodeándonos, creyendo que nuestro romance sería eterno.
No te culpo por lo que vino después. De hecho, no sé si yo haya tenido la culpa. Crecimos, nos separamos poco a poco, y simplemente ya no pudimos continuar. Tú tenías otros retos, querías crecer, pero me hacías sentir como si yo fuera poco, como si no fuera suficiente. A pesar de todo, aún hoy creo que lo mejor fue despedirnos entonces.
Y al menos yo nunca te desee el mal. Te vi sufrir a lo lejos. Vi como jugaron contigo, con tus sueños, con tu corazón. Pero yo nunca lo celebré. Es más, tengo que admitir que todavía le tengo rencor a aquel que te ilusionó, que te llevó lejos solo para jugar contigo.
Yo intenté seguir adelante. Encontré una nueva pareja, pero tampoco funcionó. Él no era una mala persona, pero simplemente nunca me provocó el fuego que sentía cuando estaba contigo. En realidad alargué la relación más de lo debido, incluso cuando él me admitió sus dudas, pero yo lo convencí de darnos otra oportunidad, de intentar rescatar algo.
Pero no. Lo nuestro ya era insostenible. Dijo adiós, y escuché que acaba de volver con un viejo amor. No ha pasado ni una semana de nuestra separación, pero te lo juro que ni siquiera me importa.
Lo que me importa ahora es nuestro reencuentro. No dejo de pensar en nosotros, en lo que dirá la gente cuando nos vea este domingo. Eso es lo que me emociona ahora, y aunque sé que tú tienes una pareja que viste de escarlata, sé también que las cosas no van bien con ella, y no sé, me pongo a pensar…
Quizás, sea el momento de volver…
Me siento tonto solo por decirlo. Parece que nuestros caminos se han separado demasiado. No hagas caso a estas palabras, solo ten en cuenta que te quiero y que siempre te deseo lo mejor, a excepción de este domingo, por supuesto…
Y piénsalo, tú ya sabes dónde encontrarme…