Mena y el contexto de una sequía

Ángel Mena logró números goleadores en 2019 y principios del presente que sólo pueden calificarse de messiánicos. Un promedio de goles y asistencias escandaloso que provocaron que al ecuatoriano se le dejara de considerar mediocampista para pasar a ser visto como delantero primero y como estrella de la Liga MX después. La consideración de eje de ataque (entendiéndose “eje” como figura central del ataque esmeralda) acentuada tras la salida de Macías y la baja respuesta de Leo Ramos contrastan con que en dos juegos del presente torneo no haya logrado anotar.
Evidentemente en una competición que exagera el hoy futbolístico pero que también es de formato corto, se maneja como alarma la sequía del casaca número 13. Las razones pueden resumirse a dos puntos: uno, el bajo nivel de definición con el que ha regresado Ángel, que le hizo perderse ocasiones claras especialmente en el encuentro contra el CD Guadalajara que repercutieron directamente en el marcador y la generación de puntos en la tabla general.
El segundo punto es el entramado táctico con el le recibe el torneo Guard1anes 2020, especialmente el que planteó Antonio Mohamed. Aquí hay que especificar que pese a su nuevo estatus de delantero en el imaginario colectivo de la afición, Mena es el extremo derecho del esquema de Ambriz y como tal, parte desde la banda derecha, en una posición no sólo completamente escorada, sino también alejada de la portería, con la divisoria de mediocampo como referencia.
El Turco habilitó a Vegas, defensa central zurdo, como lateral izquierdo y al polivalente Miguel Layún como extremo del mismo lado del campo, con lo cual Mena quedó encerrado entre dos jugadores con capacidades defensivas reales, lo que dificultó primero la libertad usual para recibir y segundo la facilidad para avanzar. Hay que recordar que desde la mitad del campo y pegado a la banda, Mena tiene una rampa de salida para el contragolpe que Rayados no le dejó utilizar.
Ambos problemas tienen solución. La primera resulta natural tras la extraña preparación para el presente torneo derivada de la triste situación mundial de todos conocida. La segunda plantea una extraña situación. Ángel Mena no llegó al Club León por su faceta ofensiva y específicamente goleadora, sino por ser un mediocampista que tras pasar por las manos de Paco Jémez entendía el cambio posicional durante la jugada y sabía sumar en distintas alturas y carriles del campo, a lo que sumaba gol, sí, pero no en cantidades que le hicieran clave para su equipo.
Y ahí está el punto central de cómo debe tratar Nacho a Mena. Si decide apostar por él como goleador, puede acercarlo al área como segundo punta escorado, como lo hizo cuando ante el equipo regiomontano dio entrada a un Campbell que se encargó de la generación y le liberó de tener que recibir lejos del marco rival. Es una opción a considerar dado que a Gigliotti no tiene un promedio goleador especialmente alto y a que Sosa, aunque de buenas sensaciones, sigue siendo una incógnita.
Si por el contrario, Ambriz decide ser paciente y seguir con el rol habitual del líder de goleo de 2019, los goles podrán llegar de nuevo o no, pero puede involucrar más al jugador en la generación de juego y espacios para beneficio de los atacantes ahora que la apuesta por el 4-4-2 es más firme, o bien diseñar situaciones de juego y respuestas a las defensas rivales para que Ángel siga encontrando ocasiones de gol que permitan, al fin y al cabo, que el equipo se acerque a la victoria.