León, de muy mal gusto.

León lo tiene todo: grandes plazas comerciales, excelentes eventos internacionales, grandes bulevares, museos, industria, historia, turismo; si tan solo tuviera buen gusto.
Somos ese adinerado y exitoso empresario que gusta de las camisas con estampados dorados y que no le importa gastarse millones para darle en su madre a cualquier auto con la instalación de spoilers, rines y luces de neón. Es tenerlo todo y convertirlo en un insulto a la vista nomás porque se puede.
Nos pusieron una zona de outlets con las mejores marcas de calzado y como complemento le metimos un gigantesco tacón rojo porque sí y mejor ni preguntes. Construimos un adecuado, útil y vistoso puente peatonal para conectar el Forum con la Calzada, pero no sin antes meterle unas coloridas luces que sacaron de la pista cuatro del ‘flamas’.
Así con ese afán de arruinar lo logrado con un pésimo sentido de la estética. Así mero le pasa al equipo de futbol.
Después de una temporada histórica, de récords, de un futbol atractivo y efectivo. De tener un proyecto prometedor, con una base sólida y refuerzos de categoría; la directiva arranca el Apertura 2019 con una de las muestras más evidentes de la nula existencia del buen gusto en esta ciudad. El uniforme. Sí, otra vez el dichoso y horrible uniforme.
Y no hablemos de la pésima elección en los patrocinadores y sus logotipos. Tampoco es falta de capacidad de la marca (vean el del San Luis y la cosa cambia). El problema está en nuestro gen, como leoneses necesitamos del mal gusto.
La camiseta del local es un rompecabezas cuyas piezas en lo individual parecieran tener sentido estético. Un cuello elegante, unas mangas con detalles interesantes, un estampado geométrico con mucho sentido y un color verde oscuro que une en seriedad los elementos. Pero… entre las 54 marcas y el aperre de Cementos Fortaleza en el 99,9% del frente de la camiseta, el conjunto nos da como resultado un churrigueresco diseño que da poquita pena.
El conjuntito de visita está en otra dimensión. Este monumento ramplón a la vulgaridad decidió usar el amarillo como lienzo y con sus degradados verdiblancos se acercó mucho a un estilo kitsch que hubiera resultado interesante, pero no, nomás se acerco, al final se quedó en lo feo.
Entiendo que con esa afición, con la pasión, el amor al equipo y los resultados, la venta está casi asegurada. Incluso con los mil pesotes que le están tumbando al aficionado las camisetas ya están siendo un éxito en ventas.
Pero eso no nos impide evidenciar que León tiene todo, nada más nos falta el buen gusto.