La tercera quizás será la vencida

09 Aug, 2021
club leon
Toronto

Traslademonos al 27 de febrero del 2020. El Club León enfrenta al LAFC en California, en la vuelta de los octavos de final de la Concachampions. La Fiera marcha con dos goles de ventaja, y hay confianza en que podrán derrotar al cuadro de Carlos Vela y avanzar en la competencia continental.

Pero en un derrumbe sin precedentes, el Club León de Nacho Ambriz sucumbió ante el miedo escénico de la competencia internacional. La Fiera fue vapuleada sin meter las manos, y el único futbolista destacado de esa fatídica noche fue Rodolfo Cota, quien evitó que el marcador fuera más escandaloso.

Aún así, el 3 – 0 en contra que nos eliminó dejó una fuerte llaga en el equipo verdiblanco, una herida de frustración e insuficiencia que caló hondo en el orgullo de la afición esmeralda, y que muy seguramente fue el punto más bajo del León de Ambriz.

En ese entonces, la hinchada se refugió en la esperanza de la revancha, en el sueño de regresar más fuertes un año después y dejar claro que estas afrentas se deben pagar.

Ahora traslademos al 14 de abril de este mismo año, apenas hace cuatro meses. Era el momento de la revancha. La Fiera había regresado a la Copa de Campeones de la Concacaf con una sola y simple misión: tomar venganza. Y no era ningún secreto, pues el discurso de jugadores, cuerpo técnico y directiva iba siempre por ese sentido, el de tomar represalia por las afrenta pasada y romper barreras internacionales.

Ante Toronto, llegaban con un empate a unos en la ida, pero con la confianza por los cielos, ya que jugarían en territorio neutral, ante un equipo que llegaba sin ritmo luego de meses de inactividad, mientras que los verdes cargaban ya con 14 jornadas de liga a sus espaldas. Parecía el escenario perfecto para la victoria, pero todo se torció.

Los esmeraldas sucumbieron ante el peso de su fracaso anterior, se perdieron en el pantano de Florida, y de nuevo, sin sangre, sin pasión y sin orgullo, cayeron derrotados 2 – 1 y se fueron eliminados en la primera ronda del torneo.

Ahora, los verdes enfrentarán una nueva competencia en los Estados Unidos. Se trata de la Leagues Cup, un torneo no oficial, anecdótico a lo mucho, pero en la que los verdes tienen la responsabilidad de dejar atrás a sus fantasmas y escapar de la lúgubre fortuna que parece acompañarlos cada que ponen un pie en la Unión Americana.

El reto no es por la gloria o por el título, sino que es por el orgullo propio y la superación; para convencer a sus aficionados de que sí es posible ganar en los Estados Unidos; para recordar que aún nos queda una revancha más el próximo año en una nueva Concachampions; para recuperar la ilusión de cruzar fronteras y seguir siendo grandes, e ilusionarnos con que, quizás, la tercera sea por fin la vencida.

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