El tiempo le ha dado la razón

Jornada Ocho. El Atlético San Luis visitaba al Pachuca y al 80' Ramiro González anotaba su tercer gol del torneo, un dato muy bueno y llamativo para un defensa central y más cuando el Club León, propietario de los derechos del jugador, atravesaba una muy mala racha anotadora y ningún jugador del equipo verde igualaba ese registro goleador, ya que apenas registraban ocho goles a favor.
Las redes sociales se llenaban de comentarios al respecto, haciendo mención de lo bien que nos caerían esos goles que tanta falta hacían por estos lares. Claro que se olvidaban mencionar que la defensa de los potosinos era la peor del torneo y en cambio la defensa felina era líder en ese departamento. Y que el Atlético San Luis era el último lugar de la tabla mientras el León terminaba la jornada como líder general. Aún así había aficionados cuestionando las decisiones de Ambriz en la planeación de este torneo.
Al inicio del presente certamen se anunció el préstamo del central argentino Ramiro González al Atlético San Luis, un movimiento que causó sorpresa entre la afición esmeralda porque significaba el espaldarazo total al defensa colombiano Stiven Barreiro, gesto incomprensible ya que el jugador había cometido errores infantiles que le habían costado goles al equipo. Prácticamente la totalidad de aficionados esmeraldas hubiéramos firmado con los ojos cerrados que el movimiento hubiera sido a la inversa, Barreiro a San Luis (o a donde sea) y Ramiro en la central verde. No entendíamos el razonamiento detrás de una decisión así.
No voy a entrar en comparaciones tácticas y de cualidades, porque no es el tema de esta columna. Pero Nacho Ambriz nos ha mostrado que sabe por qué hace las cosas y que merecería mayor confianza de parte de la afición. La defensa de los verdes (el sistema defensivo, mejor dicho) se ha vuelto muy sólida y confiable. Una defensa con dos laterales netamente ofensivos, y con dos centrales que juegan mucho tiempo a 40 metros de su portería está convertida en la mejor del campeonato.
¿Sería esto posible con un central más pesado y lento como Ramiro González en lugar de Stiven Barreiro? Pues, aunque él hubiera no existe y no lo podemos asegurar, hoy los números le dan la razón a Don Ignacio Ambriz.