El principio del fin

Omar Fernández ya mostraba en la ciudad de Puebla que no era un extremo al uso del fútbol mexicano. Como carrilero en el esquema, su participación se diferenciaba entre la fase defensiva, en la cual defendía como lateral izquierdo, y la fase ofensiva, en la cual pasaba a ser un extremo que no solamente se incorporaba, también esperaba abierto para recibir y encarar. Y ahí venía lo diferente: su fútbol le pide no buscar la línea de fondo, sino enganchar y buscar mediante la conducción un espacio para filtrar un pase, dar un centro diagonal o disparar.
Ariel Holan supo ver las virtudes de Omar (regate, disparo, asistencia, técnica) y su tendencia a buscar el centro para convertirlo en el interior ofensivo de su escalera ofensiva. Y el jugador supo responder siendo el elemento esmeralda que más rápidamente comprendió el intercambio de posiciones. Incluso en la goleada de Pachuca, su juego mostró inteligencia táctica para acercarse a recibir del mediocentro, buscar la banda para combinar y aparecer libre en la frontal para disparar.
Por otro lado, junto a Iván Rodríguez, el motorcito defensivo ideal para el esquema esmeralda, ha llegado Santiago Colombatto. El argentino, intenso en fase defensiva y con capacidad de jugar el balón a cualquier altura, está en un escalón intermedio que le permite perder la espalda sin grandes consecuencias y administrar pases con su calidad en cualquier fase de ataque. Con ello, ha llegado solidez defensiva con y sin balón al equipo.
Y mencionemos que Elías certificó que la calidad que demostró en Cruz Azul FC para jugar por dentro sigue latente en él. Su juego de espaldas y su interpretación para acercarse a desahogar como opción de pase no bastaron para mejorar a El Patrón, pero si para que el entrenador argentino le diera el extremo izquierdo del equipo. Desde ahí puede en cualquier momento intercambiar posición con el centro y hacer que el equipo no pierda su fluidez ofensiva.
Bien, ¿a dónde quiero llegar con esto?
Efectivamente, a medida que pasan los años, la pregunta de quién será el sustituto de Luis Montes cobra más peso. Soy de la opinión de que, en el fútbol mexicano, la edad es solamente un número. Sin embargo, la fecha de retiro existe y el aumento en la frecuencia de las lesiones también. Por ello, el partido del 1-6 en Kansas se antojaba clave: intuía que podía ser el principio del fin de Luis Montes como jugador clave del equipo.
Aquí viene el problema: En el esquema, la posición de contención está para el desgaste de Iván Rodríguez, donde de afianzarse tiene todo para crecer y superar sus problemas técnicos con balón. Si Montes entra por Colombatto, el equipo perderá solidez defensiva. Y si lo hace por el Patrón, se pierde dinamismo y sobre todo, agilidad de juego, porque el colombiano es un jugador de muchos menos toques que Luis, algo imprescindible en un fútbol ágil.
Donde creo que puede ser interesante ver al Diez esmeralda, es en el extremo izquierdo, compitiendo con Elías. Una posición desde donde arrancó su carrera, donde comenzó a crecer con Matosas y donde puede tener recorridos más cortos (pero muy intensos) en fase defensiva e intercambiarse al centro sin debilitar el centro de campo del equipo. No pretendo cantar el fin de la carrera de El Chapito, pero si decir que para mí es el principio del fin de la chapodependencia en un sentido muy positivo. Que tan pronunciada será curva descendente y con cuanta nobleza la afrontará el capitán, es algo que sólo el futuro desvelará.