El camino a seguir
El torneo ha terminado. El Club León no calificó a la liguilla y la afición está enfurecida. El técnico argentino con experiencia europea que había llegado como salvador del equipo nunca terminó de encontrar la senda hacia las victorias o el buen futbol, pero pese al pobre desempeño y la carencia de identidad, la directiva decide ratificarlo y darle la confianza de cara al siguiente semestre.
Es mayo del 2015, y Juan Antonio Pizzi acaba de terminar su primer torneo dirigiendo a la Fiera. Llegado desde Valencia, donde alcanzó un meritorio octavo puesto en liga y semifinales de la Europa League, y con campeonatos en Chile y Argentina bajo el brazo, el argentino naturalizado español fue la apuesta de la directiva esmeralda para superar el trauma de la partida de Gustavo Matosas, y por trayectoria y palmarés, parecía la elección adecuada.
Pero ese primer semestre auguraba lo contrario. Pizzi, que llevaba 24 años desconectado del futbol mexicano luego de su paso como jugador por el Toluca en los noventas, pagó el precio de entrada a la Liga MX, y con 16 puntos obtenidos en 17 fechas, firmó el que aún hoy es el peor torneo del Club León desde el ascenso de 2012, empatado con el Clausura 2013.
Y hoy, nueve años y medio después, su compatriota Eduardo Berizzo parece ser una réplica moderna de lo que se intentó hacer en su momento con Pizzi.
Argentino, con pasado en México como jugador y con un exitoso paso por Europa como técnico, el “Toto” también llegó con la etiqueta de salvador, pero también se quedó corto en su primer torneo y terminó sin liguilla y con 18 puntos, apenas dos por encima de la primera campaña de Pizzi, y firmando el tercer peor puntaje desde el ascenso, empatado con el Apertura 2018 de Gustavo Díaz y Nacho Ambriz.
Pero a pesar del aura de fracaso de este primer semestre, quizás Berizzo debería optar por seguir el camino de Pizzi, pues hay que recordar que para su segundo torneo, ya con mayor conocimiento de su plantilla y del futbol nacional, y con el equipo armado a su gusto, Juan Antonio logró implementar su sistema de juego y llevó a la Fiera al tercer puesto de la tabla general con 30 puntos, e incluso liderando la clasificación durante siete jornadas.
Y aunque después la Fiera caería en cuartos ante el América, la sensación era que el equipo iba en claro crecimiento, aunque el proceso se cortó de tajo cuando Pizzi decidió abandonar el Bajío para partir a Chile a ganar la Copa América Centenario.
Ahora Berizzo se encuentra ante un reto similar, ya que luego de un primer torneo en el que hubo mejoría pero el equipo se quedó corto, ahora debe armar una plantilla competitiva de cara a un segundo semestre en el que las exigencias suben y en el que la afición, aunque no lo culpa a él, ya está harta luego de tres años en los que el Club León no se mete a la liguilla directa.
Así que quizás es momento de seguir la estela marcada hace nueve años y medio, superar lo hecho entonces y devolver a este club a la alta competencia y los títulos, porque ya viene siendo hora de que Eduardo Berizzo y sus futbolistas se den cuenta de que el verdiblanco no está para menos.