Eduardo Berizzo me ha decepcionado

24 Apr, 2025
eduardo berizzo leon
Club León

No les voy a mentir: cuando llegó Eduardo Berizzo al Club León, me ilusioné. Quizá los resultados no lo acompañaron de inmediato, pues no logró llevar al equipo ni siquiera al Play-In, tras los números que dejó Jorge Bava.

Un técnico con experiencia en Argentina, Chile, España y selecciones como Paraguay y Chile. Incluso, el ‘Toto’ ya conocía muchas cosas de León: en su época de futbolista lo enfrentó con Atlas, y en 2013 visitó la ciudad para una Copa Telcel.

En el presente Clausura 2025, con grandes refuerzos como James Rodríguez, Rodrigo Echeverría y Nicolás Fonseca, las cosas cambiaron al principio. Hasta la jornada 10 marchaban como líderes invictos de la Liga MX.

Sin embargo, una noticia marcó el inicio del declive esmeralda: su exclusión del Mundial de Clubes. A partir de ahí, el técnico no supo manejar el vestidor, y el equipo perdió incluso ante el último lugar de la tabla general.

En los últimos siete partidos del torneo regular, solamente consiguió sumar 4 de 21 puntos posibles. De no haber sido por su buen paso en la primera mitad del torneo, el León habría sido uno de los peores equipos del campeonato.

Eduardo Berizzo ha repetido en sus últimas declaraciones una palabra con insistencia casi obsesiva: objetivo. Lo ha mencionado para justificar derrotas, pues para él el objetivo era calificar a la Liguilla, aunque fuera en sexto lugar.

Y si bien clasificar directo a la fase final, después de varios torneos sin lograrlo, tiene mérito, hay algo que no cuadra: ¿cuándo el Club León dejó de aspirar a más?

El equipo perdió rumbo, identidad y esa hambre de querer más. Y en lugar de hablar con autocrítica fuerte, el entrenador eligió la autocomplacencia, incluso “firmando” antes de la temporada el sexto lugar.

Esa frase, aunque honesta, es profundamente decepcionante. El León no es un equipo chico. No puede conformarse con “cerrar el trato” por ser sexto, cuando tiene todo para pelear por los primeros puestos.

Y lo que más preocupa es el mensaje: la mediocridad como consuelo. El “firmábamos el cheque” se siente como un boleto de salida para la exigencia.

Berizzo ha sido valiente al reconocer errores puntuales. Habló de fallos tácticos, como colocar a cierto jugador por dentro o jugar con línea de tres, y admitió que el equipo debe mejorar en la cancha.

Pero inmediatamente después baja el tono: “Sí, me preocupa, pero más me pone contento el haber conseguido el objetivo”. Otra vez el objetivo mínimo, otra vez el escudo contra la crítica.

El punto más bajo llegó con esta frase: “La mentalidad de ricos nunca fue un buen consejo para nadie”. Es decir, soñar en grande, pensar como equipo protagonista, ¿es un error? León debe creerse grande porque lo es. Y debe exigirse como tal.

No es soberbia aspirar al campeonato. Es ambición deportiva. Es respeto a una historia de ocho campeonatos de Liga, cinco Copas, cinco Campeón de Campeones, varios títulos de ascenso, una Leagues Cup y una Concachampions.

La afición ha creído en el proyecto de alguna u otra forma y, cada partido de local, ha estado ahí. Pero del otro lado no puede haber un entrenador que invite a conformarse con el mínimo necesario. El León no está para sobrevivir: está para competir.

Si el técnico es el primero en conformarse, su discurso no convencerá a los jugadores. Esto lo creería de los Jorge Bava, Javier Torrente, ‘Chavo’ Díaz o algún otro técnico, no de alguien con este cartel.

Prácticamente una semana le queda a Eduardo Berizzo para cambiar el chip e impregnar una nueva idea a sus jugadores, para volver a este Club León un equipo competitivo. El tiempo corre y no debe haber ninguna excusa.

De no ser así, y con mi esperanza por los suelos, el ‘Toto’ demostrará que no es el hombre indicado para un banquillo que siempre aspira a lo más alto.

Los equipos grandes no se miden por lo que logran, sino por lo que se atreven a perseguir.

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