Carta al futbol

Te escribo esta carta porque francamente no sé qué más hacer. Este día destrozaste los sueños e ilusiones de toda una afición, de todo un pueblo. Este día nos recordaste que, así como puedes ser fuente de alegría e inspiración, también puedes ser cruel y pragmático, según te convenga.

Siempre has sido injusto y la polémica caminó siempre de tu mano. Mundiales se ganaron por goles fantasma y dudosos fueras de juego definieron campeonatos a diestra y siniestra. Pero todo siempre quedó en la cancha. Hoy nos demostraste que poco importa lo que ocurra en el campo de juego, siempre que un grupo de hombres trajeados sepa jugar bien sus cartas en los despachos.

Porque mal que bien, el lugar del Club León en el Mundial de Clubes se ganó partido a partido en una Copa de Campeones de la CONCACAF en la que los verdes se impusieron a todos sus rivales y demostraron con todas las de la ley que eran el mejor equipo de todo el continente.

Después, lo que hicieron tanto la FIFA con sus reglamentos, como los ticos con sus reclamos o el propio Grupo Pachuca con sus acciones e inacciones, todo eso debería quedar de lado, porque en lo deportivo, el León se ganó a pulso su lugar entre los mejores del mundo.

Hoy me decepcionaste, futbol, porque con artimañas y juegos legales despojaste a una afición de su esperanza, y eso es imperdonable.

Porque más allá de los intereses de FIFA, del Alajuelense, de CONCACAF o de Grupo Pachuca, los que pierden son los fanáticos que soñaban con ver a su equipo codearse con la élite mundial; los que alentaron a todo pulmón en 2023 para acarrear a su equipo hasta el título continental; los que festejaron y rieron y lloraron en el Arco de la Calzada para celebrar el primer campeonato internacional oficial.

Son ellos los que hoy soñaban con alentar a su equipo en duelo oficial ante todo un Chelsea inglés. Son ellos los que ya habían pagado los vuelos a los Estados Unidos para vivir el momento más alto de la historia de su club.  Son ellos los que querían vivir con sus hijos lo que no les tocó experimentar con sus padres o sus abuelos: ver al equipo de su ciudad competir ante los mejores de todo el planeta.

Hoy todo se fue al carajo porque tres meses antes, decidiste que no era justo que dos equipos del mismo dueño participaran en la misma competencia. ¿Pero sí es justo invitar al Inter de Miami por las razones que te convengan? ¿Es justo vender las sedes de los mundiales a base de sobornos y corrupción? ¿Es justo facturar sobre la sangre de los trabajadores fallecidos en las construcciones de los estadios?

Futbol, perdiste tu credibilidad. Ya no gana el que meta más goles dentro de una cancha, sino el que sepa moverse mejor en los despachos. Perdiste el espíritu deportivo, tu mera razón de ser, y te convertiste en un monstruo de intereses mezquinos y valores inexistentes.

Por fortuna, el Club León está por encima de todo eso. León no se define por sus logros, por sus dueños o por los futbolistas de turno; el León son sus aficionados, su gente, la tradición e identidad que genera, el amor a una tierra, a una ciudad, a una familia. Eso lo hemos sabido siempre.

Así que no te preocupes, con mundial o sin mundial, hay algo que nunca podrás quitarnos: la certeza de que ser fiera siempre será un orgullo.