Carta abierta a Ignacio Ambriz
La ciudad está conmocionada por el anuncio de tu partida. Es lo que pasa siempre con las despedidas: sacan lo mejor y lo peor de nosotros. Ya me imagino el tipo de mensajes que inundarán tus redes sociales en estos días, algunos llenos de insultos y rencor, y los menos con tristeza y decepción. Piensa que cada mensaje, cada comentario y cada postura publicada significa que alguien ha invertido tiempo en dar su opinión sobre ti, y si lo hicieron, ya sea a favor o en contra, significa que les importas.
Nos importas, Nacho, a la afición esmeralda. Te has vuelto la figura más importante del equipo. Tú liderazgo nos sacó de un pozo sin fondo en el que estábamos hundidos. Cuando llegaste, llevábamos dos torneos sin clasificar, y el hastío, la frustración y el coraje no podían ser mayores. Entonces apareciste para calmarlo todo y devolvernos la grandeza, a pesar de que pocos (ni siquiera yo) confiaron en ti.
Ahora, luego de casi tres años en los que transformaste al León en una máquina de futbol total, han anunciado tu partida, y todo se ha salido de control. Se habla de Tigres, de dinero, de traiciones; especulaciones de las que nadie más que tú y el club pueden tener certezas. No sabemos por qué tomaste tu decisión, pero sí sabemos que es definitiva.
Así que todos hablarán de tu partida, de tu sustituto, de contratos y números, pero nosotros queremos hablarte de algo más: de tu despedida. Aún no te has ido, todavía te resta un partido y la liguilla por delante, y al final de todo eso, un título que parece improbable, pero no imposible.
Olvídate de todo, Nacho. No escuches los cientos de rumores que surgirán sobre tu figura, sobre tu destino, sobre tu integridad. En vez de eso concéntrate en el mejor adiós posible, en el bicampeonato que pondría el punto final perfecto para tu historia de amor con el Club León.
Tú tienes la entereza para luchar contra todo y contra todos. Convence a tu plantel, como ya lo has hecho antes, de que no tienen nada que perder, que nada está dicho, y que si nadie confía en ustedes eso solo los volverá más fuertes.
Concéntrate en tu despedida, Nacho, en la leyenda que puedes terminar de construir en el Bajío. Imagina que si logras levantar la copa, los aficionados olvidaremos todo lo demás. Olvidaremos los fracasos continentales; olvidaremos el comunicado y la conferencia donde te acusaron de no aceptar la renovación, sin que estuvieras presente para explicar por qué; olvidaremos que ya no dirigirás a Fernando Navarro, a Ángel Mena, a Rodolfo Cota, a Jean Meneses, y que no volverás a darle indicaciones a tu capitán, al que hiciste el mejor jugador de todo el país, a Luis Arturo 'Chapo' Montes.
No. Si logras el título lo que todos recordaremos para la posteridad será la temporada del bicampeonato, de tu consagración. Puedes irte en lo más alto, con el objetivo cumplido y con la tranquilidad en tu corazón de que dejaste todo por el Club León.
Ojalá que así sea, porque así mereces ser recordado. Eres el técnico de los récords y de los campeonatos, y tu legado no se debe manchar por tu partida. Si todo sale bien, tendrás un mes para completar tu última gesta, el canto de cisne del mejor equipo de México que construiste en menos de tres años.
Ya después que sea lo que tenga que ser, pero te lo suplico, Nacho, déjanos esta última alegría.