Así jugará el León de Holan

17 Jul, 2021
ariel holan
Club León

De todos es sabido ya que la carrera de Ariel Holan como entrenador tiene varias particularidades que la hacen especial. Pero eso no implica que sea difícil elegir cuál ha sido el partido más importante de su carrera desde un punto de vista objetivo: en 2017, el Club Atlético Independiente consolidaba su recuperación ganando la Copa Sudamericana al Clube de Regatas do Flamengo.

Partamos del juego de ida, que ganó el equipo argentino por dos goles a uno (clave para levantar la copa tras el empate de la vuelta a un gol en Brasil) para conocer el juego de Holan, su estilo y sus mecanismos. Entrando en materia, lo primero que debemos decir es que Ariel tenía un equipazo titular. Desde el arquero hasta el nueve, todos de probado nivel, algunos que irían a Europa, otro que venía de ahí, algún mundialista, otro que era promesa segura.

Es necesario ser consciente de ello porque el plan de juego del estratega esmeralda es emocionante, agradable a la vista y valiente, pero alcanzará títulos en la medida que el plantel sea de calidad. Buen pie, inteligencia táctica, velocidad, seguridad y profesionalidad son características que los jugadores del Club León deberán demostrar día a día para que el proyecto funcione y de frutos.

Esquema

Es común escuchar en los últimos años que definir a un equipo o el parado táctico de un entrenador a través de una serie de números (4-3-3,-5-3-2, 4-4-2) es un sinsentido. Apenas suena el silbatazo inicial y ya están todos “desordenados”, se dijo por ahí. Es verdad que el esquema de un conjunto es más o menos identificable, pero en el caso de Holan es divertido ver cómo va mutando según se desarrolla la jugada.

Y es que el de Lomas de Zamora concibe el fútbol desde el constante intercambio de posiciones y no lo limita al toco y me voy o a las trenzas entre atacantes; durante un partido de un equipo de Holan veremos a un central llegar a la zona de extremo como lateral mientras el carrilero queda de último hombre, al interior acabar como extremo a los propios hombres de banda pasar por zonas de enganche, lateral o segundo delantero.

Atendiendo al matiz entonces, Holan hace partir a su equipo de un 4-3-3 con mucha, muchísima movilidad. Dos laterales que no solamente deben saber subir y bajar, también deben dominar las coberturas a sus centrales y sobre todo entender el juego interior que los puede llevar incluso a pisar área. Así también los centrales deben saber dar pases verticales, conducir para atraer y aparecer en zonas altas de la banda.

En el centro del campo, el mediocentro o contención único debe ser muy dinámico, con capacidad de recorrer metros para estar cerca de la jugada con balón y atento a los balones sueltos en campo rival, pero prima la exigencia de que tácticamente no acuda a banda para proteger el centro y, sobre todo, debe ser muy educado con balón: controlar con facilidad y no desentonar para encontrar opciones de asociación en la banda o hacia adelante en diagonal. Eso sí, con pocos toques, no más de dos de preferencia.

El caso de los interiores o volantes, es muy interesante: aunque sus proyecciones en ataque no tienen límite y sus ayudas en defensa requieren compromiso, el papel de los dos es muy diferenciado. Mientras que uno de ellos mantiene el equilibro en la recuperación y se acerca dar opción de circulación al centro del campo, el otro tiene la misión de buscar espacios entre líneas y cambiar posiciones con los extremos, además de apoyar la presión del delantero centro.

Llegamos al tema de los extremos, quizá el más interesante. Entre ellos y el interior más ofensivo hay una rotación constante, más allá del cambio de posición. De banda a banda, en zonas de mediapunta, acercándose al carril interior e incluso asumiendo la posición más defensiva del ataque. La combinación que se hace en el uso de los extremos es difícil de seguir no ya por el rival, sino también por el espectador.

Finalmente, el tema del delantero centro. El sistema de Holan necesita de un nueve fijo, de conocimiento de la posición, al que se le requerirá mucho sacrificio sin balón y sensibilidad para dar apoyos exactos al contragolpe. En fase defensiva, marca el inicio de la presión alta y su orientación sobre la salida rival, mientras que en ataques rápidos sirve de poste para que la jugada prospere mientras que ante una defensa ordenada cumple la misión de fijar a los centrales.

Salida de balón

Ariel busca que la salida de balón sea elaborada, con todo lo que ello implica: jugada desde abajo, a ras de piso y conminativa. Para ello utiliza un cuatro más uno donde los centrales, sin abrirse demasiado como la clásica salida lavolpiana, dan la primera opción de pase al arquero y tienen a su vez la opción hacia afuera y en diagonal de los laterales a mayor altura, mientras que el mediocentro baja a ser receptor cercano tras la primera línea de pase.

Dicha disposición se enfoca en permitir una progresión base para poder llegar con balón dominado al centro del campo y le otorga al equipo varias ventajas. Primero, lo cercano de los cinco jugadores mencionados a su portero es una protección ante una eventual pérdida, segundo, las opciones de pase cercana se multiplican y la más importante, la atracción de los mencionados elementos genera un amplio campo de recepción a la espalda del pressing alto rival donde los interiores y los extremos puede recibir para posteriormente girar.

Es esta la fase de juego donde más reconocibles son las posiciones otorgadas por Ariel a sus jugadores y donde más estáticamente se mantienen. Cabe destacar que, en dicha fase, el delantero centro se esfuerza por mantener los más estirado verticalmente al rival, fijando a los centrales y obligándolos a retroceder en cada oportunidad.

Ataque posicional

La etapa de juego más emocionante de los equipos de Ariel y en la que llega el caos. El rasgo más evidente es el uso e intercambio de posiciones que se da en los pasillos interiores y bandas por parte de los laterales, interiores y extremos. Se tienen que ocupar a distintas alturas anchuras, generando espacios entre la zaga que deben atacarse rompiendo al espacio y llegando, dependiendo de la posición, a zona de córner o a zona de remate.

Para llegar dicha fase de constante intercambio, cruzado el centro del campo, sucede una disposición que propensa el juego posicional, empezando por las bandas, que deben estar ocupadas permanente con jugadores abiertos, pegados a la cal y a una altura cercana al último zaguero enemigo.

Mientras tanto, se suman por dentro hasta cinco jugadores, para buscar espacios entre líneas con la interesante particularidad de que, en lugar de hacerlo en una línea horizontal, la hacen verticalmente, generando una escalera de apoyos que desconcierta la primera organización defensiva contraria.

Quiero volver a destacar que el intercambio de posiciones no ata a los jugadores a permanecer o atacar los espacios desde una misma zona, sino que dependiendo de la mutación del dibujo del equipo será el lugar al que llegará el jugador. El ejemplo más claro lo tenemos en las bandas, donde en ataque no siempre son los extremos quienes se pegan a la cal, sino que puede ser algún lateral o incluso en la proyección de un desmarque, el interior el que llegue a la posición.

Finalmente, el objetivo de la disposición de ataque es que se generen los espacios de separación entre líneas del rival a lo ancho y a lo largo, donde pueda haber posibilidades de llegada de segunda línea con opción clara de rematar inmediatamente o a lo mucho en una breve conducción.

Fase defensiva

Ariel Holan maneja el concepto de la presión tras pérdida, siendo los jugadores más cercanos a esta los llamados a ejecutarla inmediatamente. Aunque el entrenador argentino comprende la ventaja de poder generar un circuito posesión-pérdida-recuperación que tome algo desorganizado al rival, no corresponde precisamente a sus equipos el vivir muy arriba en campo rival con un pressing alto y constante.

Eso sí, en la fase presión tras pérdida cerca del área rival, el equipo es valiente. Los laterales que han llegado arriba continúan la presión alta yendo contra el jugador activo más cercano a ellos y a partir de hecho esfuerzo mantener a los jugadores de la segunda línea con tiempo para tapar los espacios a su espalda.

La disposición defensiva de Holan resulta también interesante. El equipo se dispone en un 4-3-3 parecido al árbol de Navidad italiano con la particularidad de que son los interiores y no lo extremos quienes se acercan más al 9 para acompañarle en la fase defensiva, es decir, que asumen una mayor altura. Esto, que en un principio parece dejar desprotegida su espalda, tiene la ventaja de que facilita la implicación defensiva de los extremos.

Al estar el equipo cerrado, la participación de los interiores junto al delantero centro presenta una barrera difícil de sortear para el rival o como mínimo que necesitará de paciencia. En suma, que se ganan segundos que facilitan el descenso de los extremos para cubrir con los laterales la banda generando un dos contra uno en la misma, a la espera de la llegada de un apoyo del centro del campo, creando una jaula de tres jugadores contra el rival, aislándolo contra la cal. Esto constituye la trampa clave de la fase defensiva de Ariel.

Mención especial del trabajo del centrocampista defensivo, el cual nunca abandona la zona central, sino que dentro de ella es dinámico, entrando entre centrales para fortalecer la zaga en los centros laterales o acudiendo a cerrar el pase interior de la banda, pero sin pisarla nunca. Es clave que el cinco de Holan domine perfectamente el sentido colocación táctica, importante para cerrar a tiempo los intercambios defensivos entre extremos y laterales.

Predicciones a considerar para el conjunto e individualidades del Club León en esta nueva etapa:

1. El fútbol de Ambriz seguirá en el Club León. Elegir a Holan es apostar por una línea continuista con el juego de Ambriz, de posesión ofensiva, intercambio de jugadores y valentía para atacar con muchos elementos a una altura considerable. Sin embargo, debemos mencionar que el fútbol de Ariel será un upgrade, un improvement o una evolución del mismo, usen el término que gusten. El juego esmeralda necesitará tiempo para calar bien y es probable que debamos ser pacientes en cuanto a resultados, pero si el proyecto resiste veremos un fútbol de mayor calidad.

2. Montes y Colombatto serán los interiores. La capacidad de Montes para regatear, asistir y disparar en el centro del campo, le darán el rol principal del equipo, un interior que coqueteará con la mediapunta y será clave en ataque. En cuanto a Colombatto, su falta conceptos posicionales y su capacidad para dar pases verticales cuanto más alto mejor, le darán el perfil de interior más cercano al contención.

3. Iván Rodríguez jugará mucho fútbol. Ariel le pide a su mediocentro inteligencia defensiva, mucho esfuerzo y buen trato del balón. Si Rodríguez se acopla a las intenciones de Holan y a su vez el argentino resulta ser un buen maestro, el michoacano encajará como un guante en una posición clave que requerirá de su movilidad y que no le exigirá milagros con la pelota en los pies.

4. Gigliotti parte con ventaja sobre Ormeño. El hombre clave de la octava será titular sobre Santiago no por sus goles, ni por su historia previa con el nuevo entrenador esmeralda y tampoco por la ausencia del delantero peruano en pretemporada, sino por la importancia que tiene para el esquema de Holan que el delantero a uno o dos toques reciba de espaldas y descargue. Pese a que a Ormeño se le da el juego de espaldas muy bien, estilo Harry Kane, salvando las distancias, la realidad es que la distancia entre el nivel técnico de ambos delanteros se refleja en que el argentino necesita dar significativamente menos toques de balón para habilitar a sus compañeros, algo primordial en busca de la velocidad de circulación.

5. Cuando regrese, volveremos a ver al Navarro lateral-segunda punta. El hecho de que el nuevo sistema no cierre las puertas a las incorporaciones defensivas en ataque, incluso de los centrales, y que lo puedan hacer por pasillos interiores llegando a pisar área y rematar, garantiza que Navarro seguirá incorporándose al ataque y pisando zonas donde ha demostrado su espectacular capacidad goleadora.

6. Elías Hernández se hará de un hueco. No estoy en condiciones de afirmar si Elías Hernández arrancará o no como titular, pero confío en que se hará importante con el transcurso de los meses. El extremo potenció su carrera en el balance general de su paso por Cruz Azul FC, donde se convirtió en un jugador con dominio de los tres carriles del campo y esa virtud es fundamental para los hombres de banda de Ariel Holan.

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