Aprendamos de la escuela del Puebla
El Club León sufre una crisis existencial y de resultados. Las críticas y señalamientos ponen al cuerpo técnico de Ariel Holan como el principal responsable, y su continuidad ya se ve amenazada. De hecho, aficionados y periodistas ya especulan con su salida, que parece inminente para cuando termine el torneo.
Pero a pesar de todo, el Club León se mantiene con vida en posiciones de repechaje, y aún tiene posibilidades (mínimas) de resucitar y hacer una buena liguilla que salve el semestre.
¿Y cómo puede el cuadro de Ariel Holan aspirar a mejorar? ¿Qué debe hacer diferente? ¿Qué debe cambiar? La respuesta, quizás, la tenga su rival del próximo sábado.
El Puebla es muy probablemente el equipo más sorprendente de la actualidad de la Liga MX. En 2020, y siendo uno de los presupuestos más limitados de la primera división, Juan Reynoso llevó a los camoteros de regreso a una liguilla, lo que no ocurría desde hacía cinco años atrás, en 2015.
Pero este fue solo el principio del ascenso poblano, pues tras la salida de Reynoso y con la llegada de un entonces desconocido Nicolás Larcamón, el Puebla siguió superándose a sí mismo, y esta temporada ya mantuvo el superlíderato por cinco jornadas. Hoy todavía marcha en la tercera posición de la tabla general, y es uno de los candidatos al título.
El Puebla es hoy por hoy uno de los mejores equipos del futbol mexicano. Son la tercera mejor ofensiva y la sexta mejor defensiva de la liga. Y buena parte de este rendimiento viene gracias a la revolución que se tuvo a nivel directivo respecto a su planeación y estrategia deportiva.
Todo viene desde el 2017, cuando el Puebla pasó a ser propiedad del empresario Manuel Jiménez García y asociados, con el apoyo de TV Azteca en temas administrativos. Este cambio directivo trajo consigo la renovación del departamento de inteligencia deportiva, que está conformado por los exjugadores Fabián “Ruso” Peña, Ángel “Rambo” Sosa y el Director de Operaciones Deportivas, Eduardo Saracho.
Ellos comenzaron a aplicar la estadística y el análisis de datos para su planeación deportiva y para la contratación de sus fichajes. Con ayuda de esta nueva información empezaron a cambiar sus políticas y poco a poco, las cosas mejoraron.
El Puebla, que antes dependía de préstamos de otros clubes para conformar su plantilla, comenzó a adquirir a sus propios jugadores. Crearon tres perfiles para contratar: jóvenes con potencial, con sed de revancha y jugadores con contrato vencido. Se olvidaron de los saturados mercados de Argentina o Chile, y voltearon a ligas de menor renombre, donde encontraron joyas como Chumacero, Vikonis, Cavallini, Anthony Silva y Omar Fernández. Todo gracias a un trabajo coordinado entre directiva, cuerpo técnico, y el área de inteligencia deportiva.
Estas estrategias ya son aplicadas en el Club León. Jesús Martínez Patiño explicó alguna vez que el fichaje de Santiago Colombatto se dio gracias a un software de análisis de datos, además de que uno de los principales atractivos para la contratación de Ariel Holan fue precisamente su gusto por las estadísticas y el uso de la tecnología durante los entrenamientos.
¿Pero entonces cuál es la diferencia? ¿Por qué los resultados no son los mismos? Quizás sea el hecho de que Puebla no depende al cien por ciento de los números y los programas informáticos, sino que aún confía en su intuición.
“Hay tanta información que lo que hemos hecho es tratar de hacernos un poquito hípster. Tenemos dos o tres personas que hacen mapeos artesanales, sobre el modelo tal cual con la libreta, hacen mapeo sobre posicionamiento, falla de pases, y todo ese recorrido a lo largo del año te da un resultado en el que dices qué hiciste bien y mal. Nos sirve más hacer esto artesanalmente, que el reporte que te llega de los softwares. Tienes que hacer reportes que te sean útiles. El futbol no es una ciencia exacta”, explicó Eduardo Saracho a Vavel en 2020.
Quizás eso decantó su decisión de ir por Nicolás Larcamón tras la salida de Reynoso a Cruz Azul, porque el entrenador argentino le imprimió al Puebla su carácter aguerrido, luchador y de ir siempre por el todo o nada, sin importar las circunstancias.
En el Club León, esto es precisamente lo que se echa de menos. A pesar de que Holan ha formado un equipo disciplinado tácticamente, sólido a nivel defensivo y que prioriza la tenencia de la pelota, le falta la garra y el hambre por anotar, cualidades que antes caracterizaban a la Fiera y enorgullecían a su exigente afición.
León, como un reflejo de su entrenador, parece un equipo sereno, analítico, erudito. Pero quizás ahora, en el cierre del torneo y con el ejemplo de su próximo rival, Holan pueda aprender del Puebla.
Ojalá que recuerde que además de la lógica, a veces vale la pena apelar al corazón, a lo salvaje, al barrio. Ojalá que esté dispuesto a cambiar con tal de mejorar y rescatar esta campaña que hasta ahora ha sido para el olvido. Y ojalá que se vea en el reflejo poblano y entienda que más allá de los números, no hay estadística que pueda suplir las ganas de ganar.
*Texto realizado con información de El Míster